Bloque
5. El período de entreguerras, la II Guerra Mundial y sus consecuencias
Contenidos
Economía,
sociedad y cultura de la época: los años veinte.
La
revolución rusa, la formación y desarrollo de la URSS.
Tratados
de paz y reajuste internacional: la Sociedad de Naciones.
Estados
Unidos y la crisis de 1929: la Gran Depresión y el New Deal.
Europa
occidental: entre la reconstrucción y la crisis.
Los
fascismos europeos y el nazismo alemán.
Las
relaciones internacionales del período de entreguerras, virajes hacia la
guerra.
Orígenes
del conflicto y características generales.
Desarrollo
de la II Guerra Mundial.
Consecuencias
de la guerra.
El
antisemitismo: el Holocausto.
Preparación
de la paz y la ONU.
Criterios
de evaluación
1.
Reconocer las características del período de entreguerras insertándolas en los
correspondientes aspectos políticos, económicos, sociales o culturales.
2.
Esquematizar el desarrollo de la Revolución Rusa de 1917 reconociendo sus
etapas y sus protagonistas más significativos y estableciendo sus
consecuencias.
3.
Identificar los tratados de paz de la I Guerra Mundial estableciendo como una
consecuencia el surgimiento de la Sociedad de Naciones.
4.
Explicar la Gran Depresión describiendo los factores desencadenantes y sus
influencias en la vida cotidiana.
5.
Reconocer la trascendencia de los fascismos europeos como ideologías que
condujeron al desencadenamiento de conflictos en el panorama europeo del
momento.
6.
Establecer las etapas del desarrollo de la II Guerra Mundial, distinguiendo las
que afectaron a Europa y las que afectaron a Estados Unidos y Japón.
7.
Analizar el papel de la guerra mundial como elemento de transformación de la
vida cotidiana.
8.
Obtener y seleccionar información escrita y gráfica relevante, utilizando
fuentes primarias o secundarias, relativa tanto al período de entreguerras como
a la II Guerra Mundial y la postguerra.
Estándares
de aprendizaje evaluables
1.1.
Explica las características del periodo entreguerras a partir de
manifestaciones artísticas y culturales de comienzos del siglo XX.
2.1.
Identifica y explica algunas de las causas de la Revolución Rusa de 1917.
2.2.
Compara la Revolución Rusa de Febrero de 1917 con la de Octubre de 1917.
3.1.
Explica los acuerdos de los tratados de paz de la I Guerra Mundial y analiza
sus consecuencias a corto plazo.
3.2.
Analiza el papel que juega la Sociedad de Naciones en las relaciones
internacionales, a partir de fuentes históricas.
4.1.
Interpreta imágenes de la Gran Depresión.
4.2.
Comenta gráficas que explican la crisis económica de 1929.
5.1.
Compara el fascismo italiano y el nazismo alemán.
5.2.
Distingue símbolos de los fascismos europeos de la primera mitad del siglo XX.
5.3.
Analiza a partir de diferentes fuentes contrapuestas las relaciones
internacionales anteriores al estallido de la II Guerra Mundial.
6.1.
Identifica y explica las causas desencadenantes de la II Guerra Mundial a
partir de fuentes históricas.
6.2.
Explica las etapas de la II Guerra Mundial tanto en el frente europeo como en
la guerra del Pacífico.
6.3.
Analiza el desarrollo de la II Guerra Mundial a partir de mapas históricos.
7.1.
Describe las consecuencias de la II Guerra Mundial.
8.1.
Analiza imágenes que explican el Holocausto llevado a cabo por la Alemania nazi.
8.2.
Sintetiza textos que explican la intervención de la ONU en las relaciones
internacionales y asuntos de descolonización.
LOS
AÑOS VEINTE Y LA GRAN DEPRESIÓN
La Primera Guerra Mundial tuvo unos
efectos económicos, sociales y culturales devastadores para el mundo occidental
capitalista de comienzos del siglo XX. Tras la Gran Guerra, Estados Unidos pasó
a liderar la economía mundial. Su estilo de vida alegre y desenfadado, fue
imitado en Europa.
En octubre de 1929, el crash de la Bolsa de Nueva York provocó
la crisis de los años treinta, conocida como la Gran Depresión, que cuestionó
el sistema liberal capitalista. Para intentar superarla, se aplicaron medidas
económicas de diverso signo como el intervencionismo, el monetarismo y la
autarquía. Ante la depresión, los países se encerraron en sí mismos y de la
distensión política se pasó a la desconfianza. El mundo se encaminó a la más
terrible guerra de la historia, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
En esta etapa, los medios de
comunicación alcanzaron un papel muy relevante y propiciaron la difusión de
nuevas manifestaciones culturales y artísticas dirigidas a una sociedad de
masas.
1. La economía en los años veinte
1.1. Los efectos de la Primera Guerra
Mundial en la economía
El
estancamiento económico de Europa
La Primera Guerra Mundial dejó arruinada
a gran parte de Europa, que perdió su hegemonía económica y pasó a depender de
Estados Unidos, el gran beneficiado por la contienda. Sus aliados le adeudaban
millones de dólares, que pensaban pagar con las reparaciones de guerra
impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles. A su vez, esta solo podía
abonar tan elevadas cantidades mediante préstamos estadounidenses.
Al acabar la guerra, los
aliados europeos debían 11.900 millones de dólares a Estados Unidos y 11.100 millones
al Reino Unido, lo que suponía una gran dificultad para la reconstrucción del
continente.
El crecimiento de los países
extraeuropeos
Estados Unidos y Japón, países
extraeuropeos industrializados, ocuparon el vacío dejado por Europa en los
mercados de Iberoamérica y Asia, al mantener intactos la mayor parte de sus
recursos por su lejanía de los escenarios bélicos.
México, Argentina, Brasil o la India,
que aún era colonia británica, iniciaron una tímida industrialización.
1.2.
Una nueva organización económica
En los primeros años de la posguerra, la
situación económica mundial fue caótica. Estados Unidos, Japón y algunos
Estados que habían permanecido neutrales, como los nórdicos y los Países Bajos,
superaron los niveles de producción anteriores a 1914. Sin embargo, el resto de
Europa vio deteriorada su situación por los efectos de la guerra, la
desconfianza, el aumento del proteccionismo y la falta de solidaridad:
Austria, Hungría y Alemania sufrieron
una inflación -incremento de precios de bienes y servicios- muy elevada que las
dejó al borde de la quiebra.
Francia debió afrontar las destrucciones
de la guerra.
Reino Unido sufrió la competencia
industrial de Japón y de Estados Unidos.
Estados Unidos potenció su influencia
externa gracias a su desarrollo interior y a la aplicación del Plan Dawes
(1924).
La obligación de pagar la
deuda (las reparaciones de guerra) llevó al Estado alemán a poner en
circulación grandes cantidades de papel moneda sin base real. Como
consecuencia, el precio de los bienes y servicios se disparó.
Fueron los años de
hiperinflación.
El dólar se convirtió en la principal
moneda de cambio.
1.3. La expansión económica desde 1925
A partir de 1925, Estados Unidos lideró
una expansión generalizada de la actividad productiva y del consumo
internacional. Esta etapa fue conocida como Big
Business o de los "grandes negocios". En 1926 la industria, que
representaba el 42,2% de la producción mundial, se decantó por artículos de uso
y consumo. La fabricación en serie de automóviles y electrodomésticos abarató
su precio.
El incremento de la productividad, el
empleo y salarios aumentaron la capacidad adquisitiva. Nuevas técnicas
comerciales, como la venta a plazos y el desarrollo de la publicidad,
favorecieron el consumo masivo y originaron un nuevo estilo de vida que los
europeos quisieron imitar.
Fueron los "felices años
veinte" caracterizadas por la euforia económica y el deseo colectivo de
olvidar la guerra.
2. El crash del 29 y la Gran Depresión
En 1929 se produjo el crash [1]de
la Bolsa de Nueva York que, en pocos meses, derivó en una depresión[2].
La actividad económica disminuyó y casi todo el planeta se vio afectado. Las
causas que lo provocaron fueron fundamentalmente financieras -especulación y
crecimiento excesivo del crédito-, mientras que la superproducción existente
contribuyó a ampliar la crisis.
2.1. Causas
La superproducción
Desde 1922, Estados Unidos había
experimentado un crecimiento económico imparable, pero su economía presentaba
desequilibrios: los bienes de consumo y la agricultura crecieron, en tanto que
la productividad descendió en sectores básicos como el del carbón o las
industrias textil y siderúrgica. Se produjo así un desfase entre precios
agrícolas e industriales. Aquellos bajaron por su mayor oferta en el mercado, y
estos subieron por los altos precios industriales, los bajos salarios y la mala
distribución de la renta, lo que se intentó paliar con la venta a plazos.
Efectos de la superproducción fueron la
acumulación de stocks de productos
industriales, que quedaban almacenados en reserva a falta de comprador, y la
pérdida del poder adquisitivo de los agricultores por la bajada de los precios
agrícolas.
La mecanización de la
agricultura mejoró los rendimientos del campo a la vez que inundó el mercado de
productos agrícolas y generó grandes desplazamientos de población.
La
especulación
En la Bolsa
la demanda de valores aumentaba día a día muy por encima de su valor real. Esto
alimentó la especulación, es decir, se compraban acciones para obtener una
ganancia rápida, ante una previsible elevación de su precio en bolsa. Ligado a
ella estuvo el crecimiento del crédito: ante la falta de ventas, las empresas
carecían de dinero en efectivo y necesitaron créditos para seguir produciendo.
La Reserva Federal, banco rector de la política monetaria estadounidense,
prestó dinero al 5% a la banca privada, mientras que esta lo prestaba a sus
clientes al 12%. De tal modo, el crédito acabó destinándose a inversiones
bursátiles de tipo especulativo.
La compra de acciones
bursátiles se volvió un medio rápido y fácil de ganar dinero. Pequeños y
medianos inversores veían duplicado o triplicado su capital en pocos días,
logrando grandes fortunas que se volvían a reinvertir en una cadena
especulativa sin fin.
2.2. El crash de 1929
A finales de los años veinte, los
resultados negativos de las empresas estadounidenses evidenciaron la debilidad
de su economía productiva, mientras en la Bolsa la elevada rentabilidad de las
inversiones mantenía la fiebre especulativa.
El 21 de octubre de 1929 muchos
inversores, asustados por lo que se vivía en la bolsa de Wall Street, pusieron
a la venta gran cantidad de acciones. La Banca Morgan compró la mayoría, lo que
detuvo la caída de las cotizaciones. Sin embargo, tres días más tarde,
sobrevino el Jueves Negro. El pánico se desató al salir a la venta 13 millones
de acciones que nadie compró y, en pocas horas, el mercado neoyorquino de
valores se hundió. El martes 29 de octubre se ofertaron inútilmente 16 millones
de acciones y, en una sola jornada, se perdieron los beneficios de un año. Pero
la caída no se detuvo. En pocos meses la Bolsa quedó bajo mínimos y más de un
millón de familias estadounidenses se arruinaron.
Ubicada en Wall Street (la
calle del Muro), la Bolsa de Nueva York vivió numerosas manifestaciones de
desesperados inversores bajo la vigilancia de la policía. Las bolsas de Chicago
y de otras ciudades cerraron y, en los primeros días, se produjo una oleada de
suicidios entre los especuladores.
2.3. La
Gran Depresión
Estados
Unidos
La depresión
económica iniciada en 1929 alcanzó su plenitud en 1932. Pasó de la bolsa a la
banca y de allí a la actividad productiva:
Millones
de pequeños y medianos inversores perdieron sus ahorros en pocos días. Se
calcula que hubo más de 20.000 suicidios.
Se
hundieron centenares de bancos, que habían invertido su capital en la bolsa o en
préstamos a particulares para la compra de acciones.
La
producción industrial disminuyó un 38% desde 1929 a 1932.
Los
precios agrícolas se desplomaron.
El paro
alcanzó los 13 millones de desempleados y quienes mantuvieron su empleo
perdieron capacidad adquisitiva.
Tras el crash, fueron frecuentes las colas de personas para adquirir
alimentos o recibir ayuda.
Repercusión en otros países
La dependencia económica respecto a Estados
Unidos hizo que la crisis se extendiera por el mundo, vinculado al sistema
capitalista. El comercio internacional se contrajo y solo la Unión Soviética se
libró de sus efectos.
Austria
El banco de crédito para la
reconstrucción suspendió pagos al retirársele los préstamos estadounidenses.
Alemania
Los gastos superaron ampliamente a sus
ingresos (déficit), el 40% de la población activa quedó parada y la bolsa de
valores se clausuró en 1931.
Países no europeos
Se desplomaron sus economías que dependían
de la venta de materias primas producida en régimen de monocultivo (Brasil,
Chile, Australia, Ceilán…)
Reino Unido
La economía se vio debilitada y el
Gobierno devaluó la libra.
Francia
Se vio afectada por la devaluación de la
libra en el comercio internacional y no recibió las reparaciones de guerra de Alemania.
3. Los intentos de solución de la crisis
económica
3.1. El liberalismo de Hoover
En Estados Unidos, el presidente
republicano Herbert Clark Hoover se opuso al intervencionismo del Estado, por
su total confianza en las leyes del libre mercado. Sin embargo, la magnitud de
la depresión obligó a su Administración a adoptar medidas de ayuda a industrias
y granjeros, tales como estabilizar el empleo y mantener salarios. Desbordado
por la magnitud de la crisis, perdió las elecciones de 1932 frente al demócrata
Franklin Delano Roosevelt.
Herbert C. Hoover (1874-1964),
hijo de granjeros e ingeniero de minas, fue elegido trigésimo primer presidente
de Estados Unidos en 1928. Miembro del partido republicano, abasteció a Europa
central y oriental tras la Primera Guerra Mundial. Durante su mandato se
produjo el crash. Tras él, afirmó que
“la prosperidad estaba a la vuelta de la esquina”.
El presidente Roosevelt
(1882-1945) ganó las elecciones de 1932, y salió reelegido en 1936, 1940 y
1944. Fue el impulsor del New Deal y el artífice de la Ley de Préstamos y
Arriendos (1941), que permitió al presidente conceder préstamos a las potencias
aliadas para la adquisición de víveres y material bélico durante la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945).
3.2. La conferencia de Londres (1933)
Entre junio y julio de 1933, se celebró
la Conferencia Económica Mundial de Londres para buscar soluciones a la
depresión global, reactivar el comercio internacional y estabilizar la
situación monetaria. La negativa de Roosevelt a poner en marcha cualquier
acción monetaria común, colaboró en el fracaso de la conferencia. Aunque cada
país aplicó soluciones particulares a la depresión, muchas se encaminaron hacia
el intervencionismo económico[3].
3.3. Estados Unidos: el New Deal
En los “Cien Días de Roosevelt”, este
elaboró un programa de reformas para acabar con la crisis y devolver la
confianza al mundo de los negocios y al pueblo estadounidense. Su política,
conocida New Deal (nuevo trato),
combinó el intervencionismo económico del Estado con el respeto a las leyes del
mercado y a la propiedad privada. Su objetivo fue reactivar la economía
mediante la aplicación de medidas que permitieran el crecimiento de los
precios, el consumo y la inversión. Sus iniciativas fueron aprobadas por
mayoría en el Congreso y se convirtieron en leyes. La oposición republicana las
combatió con recursos de inconstitucionalidad en el Tribunal Supremo. Algunos
prosperaron y generaron conflictos en el Gobierno, aunque las clases populares
apoyaron a Roosevelt con gran entusiasmo.
El New Deal: primera fase (1933-1935)
Entre 1933 y 1935, el Estado impulsó la
recuperación económica allí donde la empresa privada no actuaba. La
Administración de Roosevelt adoptó diversas medidas:
Financieras
Iban dirigidas al control monetario. Así
se cerraron los bancos con dificultades y los restantes bancos se consolidaron
bajo supervisión de la Reserva Federal. Se fijó un seguro sobre los depósitos
bancarios y se prohibió la exportación de oro y de moneda extranjera. Se
devaluó[4] el
dólar en un 50% y se abandonó el patrón oro para hacer subir los precios
interiores y que las exportaciones, sobre todo las agrícolas, resultaran
competitivas en el mercado internacional.
Agrícolas
Se establecieron precios mínimos para
los productos agrícolas, se subvencionaron las exportaciones y se limitaron las
cosechas de algodón o tabaco, con indemnizaciones a quienes redujesen la
producción. Con todo, los rendimientos subieron y la producción creció en
términos absolutos. En general, se produjo una mejora de la situación agrícola.
Medidas de planificación regional a gran escala
La más importante fue la Tennessee
Valley Authority (TVA), un organismo central público que impulsó el desarrollo
del valle del río Tennessee. La TVA construyó centrales hidroeléctricas, reguló
el curso del río, puso nuevas tierras en regadío, repobló la zona e
industrializó el valle. El Estado, propietario de todas las empresas creadas en
el valle del río Tennessee, demostró que el poder público era capaz de
potenciar el desarrollo integral de una región.
Industriales
En 1933 el Congreso aprobó la National
Industrial Recovery Act (NIRA), que limitó la producción industrial para acabar
con los excedentes y fijó acuerdos sobre los precios. También estableció un
salario mínimo obligatorio y la semana laboral de 40 horas. Aunque la NIRA fue
anulada en 1935 por anticonstitucional, la legislación mantuvo los derechos
laborales.
El New Deal: segunda fase (1935-1938)
La segunda fase del New Deal se puso en
marcha a partir de 1935 con un carácter social:
Con más de diez millones de
desempleados, el paro se combatió creando puestos de trabajo en labores de
repoblación forestal, construcción de edificios públicos, puentes, aeropuertos
y carreteras. Además, el Estado estimuló la concesión de créditos a
desempleados con iniciativas emprendedoras.
La política social garantizó, mediante
la Social Security Act (1935), los derechos de los trabajadores, por ejemplo:
seguros de paro, invalidez y vejez. Se establecieron organismos de arbitraje
laboral, y se reconocieron la libertad de asociación y de elección de
representantes, así como los derechos de huelga y negociación. Se acometió la
construcción de viviendas sociales.
Los efectos del New Deal
El New
Deal incidió en la transformación de la economía y la sociedad
estadounidense:
La recuperación económica se logró
gracias al aumento de la demanda de productos, la recuperación de los precios y
la reducción del paro. Aunque el poder adquisitivo mejoró y se redistribuyó la
riqueza, al faltar más inversión privada, no se eliminó por completo el
desempleo.
En el ámbito político y social el pueblo
estadounidense recobró su confianza en la democracia y en la participación
política, y experimentó el orgullo de pertenecer a una gran nación. El
reconocimiento a la labor del presidente Roosevelt fue tal que resultó
reelegido en 1936, 1940 y 1944, hecho insólito hasta entonces.
3.4. Reino Unido y Francia: las
soluciones monetaristas
En otros países se adoptó una política
monetarista, según la cual los Estados se centraron en medidas destinadas a
regular la cantidad de dinero en circulación. Tales fueron los casos del Reino
Unido y Francia.
Reino Unido
En el Reino Unido, en agosto de 1931, el
laborista Ramsay MacDonald dirigió un "Gobierno nacional" con
miembros de todos los partidos. Devaluó la libra esterlina para activar la
industria nacional y las exportaciones. Se construyeron viviendas sociales y se
otorgaron créditos baratos. Se impulsaron los intercambios con las colonias y
se creó la British Commonwealth of Nations (1931-1946), una organización de
colaboración económica y cultural entre el Reino Unido y sus antiguos dominios,
ahora Estados soberanos: Unión Sudafricana, al Estado libre de Irlanda, Canadá,
Terranova, Australia y Nueva Zelanda.
Esta política logró aumentar la
producción industrial, reducir el paro y estimular los intercambios comerciales
y el consumo, gracias a los bajos precios internacionales de los alimentos y de
las materias primas que importaba el Reino Unido.
Francia
Entre 1932 y 1936, los gobiernos de
derecha recurrieron a medidas deflacionistas como la reducción del gasto
público, la limitación de salarios y la bajada de precios. Con ellas aumentó el
paro, cayeron los precios agrícolas y se redujeron los beneficios, lo que
favoreció la llegada de la izquierda al poder, el Frente Popular, (1936). Bajo
la presidencia del socialista León Blum, se adoptaron estas iniciativas:
Los acuerdos de Matignon, pactados entre
la patronal y la clase obrera, fueron ratificados por la Asamblea Nacional el
12 de junio de 1936. Establecían un amplio aumento salarial, el pago de quince
días de vacaciones anuales y la jornada semanal de 40 horas. También la firma
de convenios laborales[5].
La moneda francesa, el franco, dejó el
patrón oro en julio de 1937.
Se realizaron grandes obras públicas y
nacionalizaciones.
Aunque el paro se redujo y se lograron
mejoras laborales, los precios crecieron por encima de los salarios, lo que
aumentó el malestar social. A finales de los años treinta, el Gobierno de
Edouad Daladier llevó a cabo una política más liberal que devalúo otra vez el
franco, abarató los créditos y recortó los derechos sociales.
El derecho a dos semanas de
vacaciones pagadas fue una de las primeras medidas adoptadas por el Gobierno de
Léon Blum en Francia. La fotografía de Henri Cartier-Bresson (1938), un artista
comprometido, retrata el descanso de unos trabajadores a orillas del río Sena.
3.5. Alemania: la autarquía
Para salir de la crisis, la República de
Weimar (1919-1933) realizó una política deflacionista mediante altos impuestos,
el control del gasto público y el descenso de salarios y precios. Esto provocó
un bajo consumo, el aumento del paro y un gran malestar social.
En enero de 1933, Adolf Hitler alcanzó
la Cancillería alemana e implantó el Tercer Reich. Su política económica
recurrió a la autosuficiencia y a la interrupción de cualquier intercambio con
el exterior, es decir, a la autarquía. De este modo:
La política de obras públicas reactivó
la industria y acabó con el paro.
El rechazo del Tratado de Versalles
contribuyó al desarrollo de la industria militar y al rearme alemán.
La financiación interior se logró
mediante altos impuestos y emisiones de deuda pública, hacia la que se canalizó
el ahorro familiar.
En consecuencia, Alemania logró el pleno
empleo (en parte, gracias al Ejército) y el crecimiento industrial. Logró
contener la inflación, aunque los salarios se estancaron y se limitó el
consumo. Sin embargo, la industria bélica y de productos alimenticios
necesitaba importar materias primas y colocar sus excedentes en otros países,
lo que desencadenó una política imperialista de Alemania en Centroeuropa.
4.
Consecuencias
Las
consecuencias de la Gran Depresión fueron muy profundas y afectaron a todos los
órdenes de la vida.
4.1.
Consecuencias económicas
Las consecuencias económicas fueron muy
notables:
La producción industrial de Estados
Unidos descendió hasta rozar el 50% en 1932. Solo en 1936 pudo recobrar los
niveles de 1929.
Los precios agrícolas del trigo se
desplomaron, lo que provocó la ruina de muchos agricultores.
Los Estados intervinieron en economía,
rompiendo la doctrina del liberalismo económico del siglo XIX.
El comercio internacional se redujo a la
mitad. Los países industrializados no pudieron dar salida a sus productos,
mientras que los países exportadores de materias primas no encontraron mercados
y padecieron con mayor intensidad la caída de los intercambios.
Se impuso el proteccionismo, que gravó
con impuestos la importación de productos provenientes de otros países. A su
vez, el bilateralismo limitó el comercio a los países con los que existiese un
tratado previo. Con ello, los Estados aumentaron sus competencias y los pueblos
pasaron a relacionarse con recelo.
En Estados Unidos, el New Deal se
inspiró en las teorías económicas de John Maynard Keynes, enfrentado al
liberalismo económico y a la inhibición del Estado. El keynesianismo fue
partidario de la intervención estatal en la economía y del mantenimiento de
salarios altos para estimular la demanda. Ello suponía aceptar una
"inflación controlada", que sería neutralizada por el pleno empleo y
el elevado consumo.
John Maynard Keynes
(1883-1946), economista y profesor de la Universidad de Cambridge, ha sido uno
de los teóricos más influyentes en el siglo XX. Autor de "Teoría general
del empleo, el interés y el dinero" (1936), sus escritos inspiraron la
política de Roosevelt y dieron forma a la reconstrucción europea tras la
Segunda Guerra Mundial.
4.2.
Consecuencias políticas
En el orden internacional se generaron
recelos entre los países, que se acusaban unos a otros de haber causado la
crisis y luchaban por los mercados con políticas proteccionistas. Algunos, como
Alemania, ejecutaron acciones imperialistas sobre sus vecinos en la búsqueda de
materias primas o mercados.
En política interior, las democracias
parlamentarias quedaron desacreditadas, incapaces para encontrar soluciones. Se
instauraron regímenes autoritarios, e incluso totalitarios, como el fascismo
italiano o el nazismo alemán, que impusieron políticas económicas nacionalistas
y autárquicas. Al mismo tiempo, frente al peligro de la dictadura y las
dificultades económicas, las izquierdas se agruparon en frentes populares, como
los que triunfaron durante las elecciones generales de 1936 en España y
Francia.
4.3.
Consecuencias demográficas
Estados Unidos y otros países americanos
acogieron a millones de inmigrantes europeos desde mediados del siglo XIX. La
Gran Depresión provocó un descenso de la natalidad en los países
industrializados provocado por la dificultad económica de aquellos años. Hubo
una reducción de las migraciones transoceánicas de europeos hacia el continente
americano. En cambio, aumentaron las migraciones internas a la búsqueda de
fortuna y se frenó el éxodo rural.
4.4.
Consecuencias sociales
El paro se convirtió en un drama social.
Más de 30 millones de trabajadores quedaron desempleados en el conjunto de
países industrializados. Aunque la situación fue mejorando, a fines de los años
treinta el nivel de desempleo era aún muy elevado. Los parados se transformaron
en personas desalentadas y sin perspectivas, abocados a subsistir de la
beneficencia pública.
El movimiento obrero creció auspiciado
por la crisis del capitalismo y por el desarrollo económico de la Unión
Soviética. Los partidos socialistas y comunistas, así como los sindicatos,
aumentaron su influencia social y política.
Esta fotografía fue tomada por
Dorotea Lange en 1936. Retrata a Florence Owens Thompson, una campesina
californiana de 32 años, madre de 7 hijos, desposeída de sus tierras y obligada
a desplazarse por el oeste de Estados Unidos. Publicada en el San Francisco
News el 11 de Marzo de ese año, simbolizó la falta de horizontes y la
desesperanza propia de la Gran Depresión.
5. Sociedad, cultura y arte de entreguerras
5.1. La sociedad de entreguerras
La Gran Guerra y la Revolución Rusa
produjeron enormes transformaciones sociales. El proceso de urbanización quitó
peso al mundo rural, en tanto el tráfico de vehículos de todo tipo cambiaba la
fisonomía de las grandes ciudades. Se fue imponiendo un nuevo modo de vida
caracterizado por el estrés, los ruidos, los semáforos y los anuncios
luminosos.
Los sectores burgueses y aristocráticos
comenzaron a abandonar los centros históricos de las ciudades para establecerse
en su extrarradio, en viviendas más amplias y confortables situadas en contacto
con la naturaleza.
El bienestar material y el deseo de
vivir de manera desenfadada para olvidar la pesadilla de la guerra ampliaron el
tiempo de ocio. Proliferaron los medios de comunicación de masas, como la radio
y la prensa, y los grandes espectáculos masivos, como el fútbol, el béisbol y
el cine. Con ellos, los gustos y costumbres de los diversos sectores sociales
tendieron a uniformarse.
En especial, el cine alcanzó un impacto
decisivo con la invención del cine sonoro en 1927. Muchas generaciones de la
época asistieron fascinadas al nuevo arte cinematográfico, que dejó de ser una
curiosidad para convertirse en una poderosa industria y una “fábrica de sueños”,
además de un extraordinario medio de comunicación.
El cine pasó de las películas
mudas en blanco y negro a las sonoras en color. Aparecieron poderosas compañías
cinematográficas y sus grandes estrellas se convirtieron en mitos. Destacaron
Charles Chaplin, director y protagonista de películas con un fuerte compromiso
social, y la productora de Walt Disney, que popularizó las películas de
animación empezando con Blancanieves en 1937.
Como potencia hegemónica y política,
Estados Unidos fue el país pionero de estos cambios. El cine de Hollywood
popularizó su modelo de crecimiento y consumo generalizado. Tras el crash del 29, esta imagen de sociedad
próspera y desenfadada comenzó a resquebrajarse.
Por otra parte, las mujeres comenzaron a
liberarse. Apareció un nuevo modelo de mujer que, alejada del papel tradicional
de madre y buena esposa, era más libre e inconformista. Representante de las
clases medias y aristocráticas, seguía los estereotipos femeninos del cine y
procuraba estar a la vanguardia de la moda.
Durante los “los felices años
veinte”, los automóviles inundaron el paisaje urbano, la moda se volvió más
atrevida y, entre las diversiones, hicieron furor el charlestón, el jazz y el
swing.
5.2. La cultura de entreguerras
La Primera Guerra Mundial provocó la
crisis de los valores cívicos y morales sobre los que se había forjado la
industrialización. La fe en el progreso, en la Ciencia y en la búsqueda del
bienestar material quedó en entredicho.
Paulatinamente se extendió el pesimismo.
El historiador Oswald Spengler, con su obra La decadencia de Occidente,
declaró el ocaso de los valores occidentales.
Otros pensadores hablaron de la
recuperación de Europa. El español Ortega y Gasset, en su obra La rebelión
de las masas, enfatizó la ausencia del antiguo liderazgo europeo en aquella
Europa decadente. Por su parte, el político francés Aristide Briand planteó un
proyecto federal europeo para salir de la crisis política.
En Estados Unidos, un lúcido grupo de
escritores dio fiel testimonio de la dura realidad en los tiempos de la Gran
Depresión. Fue la llamada Generación perdida, entre los que se encontraban
autores como John Steinbeck, Ernest Hemingway, William Faulkner, Francis Scott
Fitzgerald o John Dos Passos.
La radio se convirtió en un
elemento indispensable en los hogares de los países desarrollados. El nuevo
medio de comunicación abrió nuevos horizontes a la información, el
entretenimiento y la formación.
5.3. La ciencia de entreguerras
Frente a la física tradicional, que no
permitía explicar algunos fenómenos naturales, surgió la Física cuántica, que
construyó una visión diferente del universo, en la que las leyes determinadas
(causa-consecuencia) quedaban sustituidas por otras basadas en la probabilidad.
Destacaron los trabajos de Max Planck, David Bohr y Werner Heisenberg. Albert
Einstein dio forma a su teoría de la relatividad general. Enrico Fermi ensayó
con la fisión del uranio en 1934 y en 1938, Hahn y Strassman lo hicieron con la
fisión nuclear artificial.
En Biología, los trabajos sobre la
herencia y el gen ocuparon a muchos científicos. Baur, Fischer y Lenz
formularon la teoría de la herencia y Morgan, la del gen.
La Química orgánica avanzó con los
trabajos sobre la licuación del carbón y el hidrógeno pesado, y con la
invención del nailon en 1938.
En Medicina, los principales
descubrimientos fueron la insulina, la penicilina, los antibióticos y el grupo
sanguíneo. Ramón y Cajal, que había recibido el premio Nobel de Fisiología y
Medicina, publicó en 1914 Degeneración y regeneración del sistema nervioso.
Sigmund Freud revolucionó el mundo de la psicología con sus estudios sobre el
subconsciente (psicoanálisis).
En Tecnología, los mayores progresos
tuvieron lugar en el campo de las telecomunicaciones. En 1921 se hicieron los
primeros ensayos de radio en París, empleando la Torre Eiffel como antena y, en
noviembre del año siguiente, la BBC emitió su primer programa de radio no
experimental. La televisión realizó sus primeras retransmisiones con motivo de
los Juegos Olímpicos de Berlín.
5.4. El arte de entreguerras
Vanguardias
El período de entreguerras tuvo una gran
producción artística.
Todas las artes se vieron afectadas por
la aparición de las vanguardias. Fueron movimientos artísticos de muy corta
duración que, desarrollados en Europa entre 1910 y 1945, tuvieron su centro en
París. Sirvieron para desmontar el antiguo concepto de la pintura y escultura
tradicionales. Los principales movimientos vanguardistas fueron:
Expresionismo
Buscaba expresar con la pintura
emociones intensas mediante la distorsión de las formas.
Fovismo
Se basa en el uso arbitrario de colores
muy llamativos y vivos.
Cubismo
Reducía las formas a sus volúmenes
básicos desde muchos puntos de vista.
Surrealismo
Expresaba mundos irreales mediante
asociaciones insólitas de seres y objetos.
Dadaísmo
Defendía la destrucción del arte y su
sustitución por el azar y la arbitrariedad.
Escultura
En escultura se desarrollan nuevas
experiencias. El hueco pasó a valorarse como recurso expresivo y dinámico, en
tanto se inició una tendencia hacia la abstracción. Además, aparecieron nuevos
materiales (hierro, vidrio, hormigón, cartón, plástico) y técnicas como la
fundición, la forja, la soldadura y el encofrado.
Pablo Gargallo, Pablo Picasso y Julio
González fueron los representantes destacados de la nueva escultura. De otra
parte, Alexander Calder experimentó con sus esculturas móviles.
Arquitectura
El período de entreguerras fue la época
dorada de la arquitectura moderna gracias al empleo de nuevos materiales,
especialmente el hierro. Se desarrollaron dos corrientes:
El racionalismo o funcionalismo adoptó
las nuevas técnicas y materiales de construcción a las necesidades del hombre
del siglo XX. Este compromiso social hizo acuñar su lema: “Las formas siguen a
la función”. Sus figuras más destacadas fueron Le Corbusier y Walter Gropius, fundador
de la escuela de la Bauhaus (Alemania, 1919).
El organicismo pretendió “poner los
medios técnico al servicio del hombre” frente a la excesiva rigidez del
funcionalismo. Dio preferencia a los aspectos humanos individuales y buscó la
armonía con el entorno natural. Su creador más importante fue el norteamericano
Frank Lloyd Wright, autor de la Casa de la Cascada.
[1] Crash: término
inglés que significa quiebra, colapso o hundimiento financiero.
[2] Depresión: fase
de un ciclo económico en la que se produce una disminución de la actividad
económica.
[3] Intervencionismo económico: sistema económico que
defiende la actuación del Estado en la economía.
[4] Devaluar:
rebajar el valor de una moneda o de otra cosa.
[5] Convenios laborales: acuerdos libremente aceptados,
fruto de la negociación entre representantes de los trabajadores y de los
empresarios, en los que se incluyen normas que regulan las condiciones de
trabajo: salarios, jornada laboral, etc. Pueden establecerse en una empresa
concreta o en todo un sector productivo.
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