Bloque
5. El período de entreguerras, la II Guerra Mundial y sus consecuencias
Contenidos
Economía,
sociedad y cultura de la época: los años veinte.
La
revolución rusa, la formación y desarrollo de la URSS.
Tratados
de paz y reajuste internacional: la Sociedad de Naciones.
Estados
Unidos y la crisis de 1929: la Gran Depresión y el New Deal.
Europa
occidental: entre la reconstrucción y la crisis.
Los
fascismos europeos y el nazismo alemán.
Las
relaciones internacionales del período de entreguerras, virajes hacia la
guerra.
Orígenes
del conflicto y características generales.
Desarrollo
de la II Guerra Mundial.
Consecuencias
de la guerra.
El
antisemitismo: el Holocausto.
Preparación
de la paz y la ONU.
Criterios
de evaluación
1.
Reconocer las características del período de entreguerras insertándolas en los
correspondientes aspectos políticos, económicos, sociales o culturales.
2.
Esquematizar el desarrollo de la Revolución Rusa de 1917 reconociendo sus
etapas y sus protagonistas más significativos y estableciendo sus
consecuencias.
3.
Identificar los tratados de paz de la I Guerra Mundial estableciendo como una
consecuencia el surgimiento de la Sociedad de Naciones.
4.
Explicar la Gran Depresión describiendo los factores desencadenantes y sus
influencias en la vida cotidiana.
5.
Reconocer la trascendencia de los fascismos europeos como ideologías que
condujeron al desencadenamiento de conflictos en el panorama europeo del
momento.
6.
Establecer las etapas del desarrollo de la II Guerra Mundial, distinguiendo las
que afectaron a Europa y las que afectaron a Estados Unidos y Japón.
7.
Analizar el papel de la guerra mundial como elemento de transformación de la
vida cotidiana.
8.
Obtener y seleccionar información escrita y gráfica relevante, utilizando
fuentes primarias o secundarias, relativa tanto al período de entreguerras como
a la II Guerra Mundial y la postguerra.
Estándares
de aprendizaje evaluables
1.1.
Explica las características del periodo entreguerras a partir de
manifestaciones artísticas y culturales de comienzos del siglo XX.
2.1.
Identifica y explica algunas de las causas de la Revolución Rusa de 1917.
2.2.
Compara la Revolución Rusa de Febrero de 1917 con la de Octubre de 1917.
3.1.
Explica los acuerdos de los tratados de paz de la I Guerra Mundial y analiza
sus consecuencias a corto plazo.
3.2.
Analiza el papel que juega la Sociedad de Naciones en las relaciones
internacionales, a partir de fuentes históricas.
4.1.
Interpreta imágenes de la Gran Depresión.
4.2.
Comenta gráficas que explican la crisis económica de 1929.
5.1.
Compara el fascismo italiano y el nazismo alemán.
5.2.
Distingue símbolos de los fascismos europeos de la primera mitad del siglo XX.
5.3.
Analiza a partir de diferentes fuentes contrapuestas las relaciones
internacionales anteriores al estallido de la II Guerra Mundial.
6.1.
Identifica y explica las causas desencadenantes de la II Guerra Mundial a
partir de fuentes históricas.
6.2.
Explica las etapas de la II Guerra Mundial tanto en el frente europeo como en
la guerra del Pacífico.
6.3.
Analiza el desarrollo de la II Guerra Mundial a partir de mapas históricos.
7.1.
Describe las consecuencias de la II Guerra Mundial.
8.1.
Analiza imágenes que explican el Holocausto llevado a cabo por la Alemania nazi.
8.2.
Sintetiza textos que explican la intervención de la ONU en las relaciones
internacionales y asuntos de descolonización.
LA
REVOLUCIÓN RUSA
La Revolución rusa o Revolución
soviética fue un acontecimiento de capital de importancia, en el que Rusia pasó
de un régimen casi feudal al primer régimen comunista de la historia. Se
desarrolló con gran rapidez y radicalismo.
Tras una cruenta guerra civil, el nuevo
Estado soviético se consolidó bajo la dirección de Lenin. A su muerte en 1924, Josif Stalin introdujo
la planificación económica y situó a la Unión Soviética en el contexto
internacional. Su contrapartida fue la imposición de un férreo régimen
totalitario.
1.
El régimen zarista
El zarismo fue un régimen autocrático
regido por un zar con poderes absoluto y fundamentado en unos modelos
socioeconómicos tradicionales.
Durante el siglo XIX, Rusia amplió sus
posesiones en Europa pero no logró la ansiada salida al Mediterráneo. En Asia
conquistó Transcaucasia, Kazajistán y Turkestán, y obtuvo de China la región
del Amur. Vendió Alaska a Estados Unidos (1867) y cedió a Japón las islas
Kuriles a cambio del sur de la isla de Sajalin. Japón acabaría derrotando al
ejército ruso en Manchuria (1905).
La dinastía Romanov gobernó el
Imperio ruso desde principios del siglo XVII hasta la revolución de 1917.
1.1.
La realidad económica
La actividad económica del Imperio ruso
se basaba en una agricultura arcaica, que lo convertía en un país atrasado y
poco competitivo. El fracaso de la guerra de Crimea (1853-1856) demostró la
urgencia de la modernización económica.
Por ello, con el objetivo de propiciar
una clase social media de campesinos libres, el zar Alejandro II dictó el
decreto de emancipación de los siervos (1861). Pretendía así liberalizar a los
campesinos vinculados al trabajo de tierras de otros. Sin embargo, la tierra
siguió en manos de una minoría noble, que conservó el 40% de los terrenos.
Campesinos y servidores
domésticos obtuvieron los derechos civiles gracias al decreto del 19 de febrero
de 1861. Para garantizar su subsistencia recibieron, en usufructo y a cambio de
un censo poco ventajoso, las casas rurales y dependencias que ya ocupaban.
La mayoría de los campesinos acabaron
recibiendo pequeñas parcelas poco rentables, por las que tenían que pagar
elevados impuestos. Algunos se agruparon para explotar comunalmente la tierra
en los mir.
Otros las vendieron o les fueron embargadas, por lo que se empobrecieron y
debieron emigrar a las ciudades, donde se convirtieron en mano de obra para la
industria.
La industrialización rusa se inició
durante la segunda mitad del siglo XIX en los sectores textil y
minero-metalúrgico. Se caracterizó por la concentración de grandes empresas en
torno a San Petersburgo, Moscú, los Urales y Bakú, por la financiación mixta, con capital
estatal y extranjero, lo que indicaba que apenas existía una clase burguesa
rusa. Dada su gran extensión, el Imperio ruso construyó una extensa red de
ferrocarriles.
1.2.
La realidad social
La sociedad rusa presentaba una
situación intermedia entre el feudalismo y la sociedad industrial.
Entre los grupos privilegiados se
distinguían:
Una aristocracia de sangre,
terrateniente y poco vinculada a la corte.
Una nobleza de servicio, que acaparaba
los altos cargos de la Administración desde el siglo XVIII.
Una escasa burguesía industrial y
mercantil.
Los kulaks, campesinos acomodados
beneficiados por las reformas en la propiedad de la tierra.
El clero ortodoxo, controlado por un
santo sínodo y por el zar como jefe de la Iglesia ortodoxa rusa.
Los eclesiásticos se convirtieron en funcionarios retribuidos por el Estado con
gran influencia en las zonas rurales.
La clase media constituía un reducido
conjunto de pequeños comerciantes e industriales. Dentro de ella se formó la intelligentsia, un grupo integrado por
intelectuales y profesionales cultos y críticos, influenciados por los valores
occidentales, que veían en Rusia un país atrasado, bárbaro y oriental.
El campesinado reunía al 80% de la
población y vivía en el umbral de la pobreza. Junto a él existía un
proletariado industria constituido por tres millones de obreros que soportaban
miserables condiciones de trabajo y de vida.
1.3.
La realidad política
La política rusa se definía por un
régimen autocrático presidido por el zar, cuyos pilares eran la aristocracia,
el ejército, la policía secreta, la Iglesia ortodoxa rusa y la burocracia
estatal.
El zar Alejandro II (1855-1881) inició
una tímida liberalización con la creación de los zemstva
(1864) y de los gobiernos locales (1870), elegidos ambos por sufragio
censitario. Sus sucesores, Alejandro III (1881-1894) y Nicolás I (1894-1917),
reprimieron todos los intentos reformadores e impusieron una política de
rusificación.
La rusificación forzaba a las minorías
étnicas, religiosas o culturales del Imperio a adoptar la lengua y costumbres
rusas. Todo ello incrementó la oposición al zarismo y fomentó el proceso
revolucionario, más acusado durante el reinado de Nicolás II, zar de débil
carácter, dominado por la zarina Alejandra y el monje Rasputín.
Grigori Rasputín (1869 -
1916), monje iletrado pero inteligente, ejerció una poderosa influencia sobre
la zarina Alejandra. Sus injerencias en política desembocaron en un complot
contra él que, manipulado desde las altas esferas, acabó con su muerte en
extrañas circunstancias.
Frente a esta situación, se organizaron
fuerzas contrarias al régimen, entre las que destacaron:
Federación de la Libertad, llamada más
tarde Partido Constitucional Demócrata (KD o Kadete). Era un partido de corte
liberal-reformista que intentó dotar a Rusia de una constitución democrática y
de libertades políticas, pero careció de respaldo social.
Partido Populista, que pasaría a
denominarse en 1901 Partido Social Revolucionario. Era defensor del reparto de
la tierra y de la utilización de la acción violenta para alcanzar sus
objetivos. Su base social fue el campesinado.
Partido Socialdemócrata, nacido en el
congreso de Minsk (1898), de ideología marxista pura. En 1903 se escindió en
dos facciones: los mencheviques, liderados por Plejanov, defensores del partido
de masas y de la colaboración puntual con la burguesía, y los bolcheviques,
liderados por Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, que aspiraban a consolidar un
partido dirigido por una minoría capaz de educar y encauzar a las masas con
ideología marxista-leninista.
1.4 La
revolución de 1905
Las circunstancias económicas
desfavorables y la derrota rusa ante Japón en Manchuria, desembocaron en la
primera revolución contra el zarismo. Lo que muchos califican como un «ensayo
general de la gran revolución» tuvo lugar el 22 de enero de 1905, fecha del
Domingo Sangriento. Ese día fue cruelmente reprimida en San Petersburgo una
manifestación encabezada por el pope Gapón, sacerdote de la Iglesia ortodoxa,
para pedir al zar mejoras sociales y políticas.
En el Domingo Sangriento una
multitud de 200.000 personas se congregó ante el Palacio de Invierno de San
Petersburgo para dirigir peticiones al azar: jornada laboral de 8 horas,
salario mínimo diario de un rublo, destitución de burócratas y convocatoria de
una Asamblea constituyente. El ejército reprimió duramente la protesta, lo que
acabó con el mito del azar como «padre del pueblo», provocó la indignación
extranjera e inició la revolución de 1905.
Tras estos sucesos, los desórdenes se
generalizaron. A principio de verano, se amotinó la marinería del acorazado Potemkin y, en octubre, se extendió por
las ciudades del Imperio una huelga que fue apoyada por revolucionarios y
liberales. El zar, aconsejado por su ministro Sergius Witte, publicó el
Manifiesto de Octubre por el que se comprometía a conceder libertades políticas,
aprobar una amplia ley electoral y crear la Duma o parlamento estatal.
La oposición revolucionaria consideró
insuficientes estas medidas y organizó sus acciones a través de los sóviets.
Estos propiciaron la sublevación de los marineros de Kronstadt —base naval
cercana a San Petersburgo— y las huelgas de campesinos. El sóviet más activo
fue el de San Petersburgo, dirigido por Trotski, futuro colaborador de Lenin.
En 1906, Nicolás II creó la Duma, un
parlamento similar a los occidentales con poder legislativo independiente de la
corona, aunque el zar podía vetar sus leyes. La nueva ley electoral consagró el
sufragio censitario, lo que favoreció a los grandes propietarios. La Duma
elegida resultó ineficaz por su poca representatividad y sus reducidas competencias.
2. La revolución de 1917
En 1917, las derrotas rusas en la
Primera Guerra Mundial, los padecimientos de la población civil y la caótica
política del zar Nicolás II, sometidos a intereses enfrentados, condujeron a
dos hechos transcendentales para la historia de Rusia y del mundo: en febrero
tenía lugar la revolución burguesa, que produjo la caída del zarismo, y en
octubre, la revolución bolchevique.
2.1. La revolución de febrero
En febrero de 1917, se produjeron una
serie de huelgas en Petrogrado que
culminaron con el asalto al palacio de la zarina. El ejército se negó a sofocar
la subversión y se adhirió a la revuelta, lo que provocó la caída de Nicolás
II. Se estableció entonces un doble poder: el comité ejecutivo de la Duma,
integrado por liberales como Miliukov y el príncipe Lvov, y el sóviet de
obreros y soldados, formado por mencheviques y socialrevolucionarios. Un
socialista moderado, Alexander Kerenski, actuó de puente entre ambos poderes y
logró que el sóviet reconociera al equipo gubernamental presidido por Lvov.
2.2. De febrero a octubre
Nicolás II abdicó en marzo de 1917. El
gobierno provisional presidido por Lvov prometió elecciones constituyentes,
pero olvidó las necesarias reformas sociales.
En estas circunstancias se produjo el
regreso de Lenin a Rusia. En Petrogrado este anunció sus Tesis de Abril, un
manifiesto revolucionario que negaba la adhesión de los bolcheviques a la
revolución de febrero y anunciaba sus objetivos: fin de la Primera Guerra
Mundial, toma del poder por los sóviets y creación de una nueva Internacional
obrera.
Vladimir Ilich Ulianov, Lenin
(1870-1924), fue un revolucionario que revisó el marxismo clásico para diseñar
sus teorías. Sus principales ideas fueron: el proletariado es la base de la
revolución; el partido es la vanguardia del proletariado y la revolución es
obra de los trabajadores de la industria y de los campesinos.
Desbordado por la oposición de los
sóviets, Lvov aceptó dirigir un nuevo gobierno más escorado a la izquierda, con
Kerenski como ministro más destacado. Este gobierno hubo que hacer frente a una
guerra mundial desfavorable, a movimientos independentistas en Polonia,
Finlandia, Ucrania y el Cáucaso, y a la oposición bolchevique. Para acabar con
esta última, Lenin fue empujado al exilio y Trotski encarcelado. Todo ello
llevó a la dimisión de Lvov en julio y a la llegada de Kerenski a la jefatura
de gobierno.
El fracaso de la ofensiva contra los
Imperios centrales y las protestas populares, impulsadas por los bolcheviques y
reprimidas por el ejército, llevaron al general zarista Kornilov a dar un golpe
de Estado, que fue abortado por la Guardia Roja.
En septiembre se proclamó la república. Tras la concesión de una amnistía,
muchos bolcheviques salieron de la cárcel, ocuparon puestos claves en el sóviet
y comenzaron a atraer a los soldados a su causa.
León Davidovich Bronstein,
Troski (1879-1940), ucraniano de origen judío, fue una figura fundamental de la
Revolución rusa. A la muerte de Lenin cayó en desgracia y tuvo que huir de
Rusia. Fue asesinado en México por un agente de Stalin en 1940.
2.3. La revolución de octubre
El 9 de octubre Lenin regresó
clandestinamente a Rusia. El comité central bolchevique, decidido a tomar el
poder, encargó a Trotski la movilización de los sóviets.
El 17 de octubre se sublevó el ejército
de la capital incorporándose a la revolución. La madrugada del 25 de octubre (7
de noviembre en el calendario occidental) la Guardia Roja y el ejército, con la
ayuda del acorazado Aurora, tomaron los centros neurálgicos de Petrogrado y
asaltaron y ocuparon el Palacio de Invierno. Kerenski huyó y el resto del
Gobierno provisional fue arrestado. Lenin tomó el poder en nombre del Consejo
de Comisarios del Pueblo, gobierno revolucionario bolchevique. Fueron «diez
días que estremecieron al mundo».
Diez días que estremecieron al mundo es un libro
publicado por John Reed en 1919 que narra los acontecimientos de la revolución
de 1917. Con ese mismo nombre, Norman Swallow publicó un documental en 1967 con
imágenes del archivo y de películas de la época.
3. La Unión Soviética: de Lenin a Stalin
Tras la toma del poder, los bolcheviques
necesitaron tiempo y esfuerzo para consolidar la revolución.
3.1. La etapa de Lenin (1917-1924)
Las primeras medidas
Ocupado el poder por Lenin, el 26 de
octubre de 1917 se dictaron los Decretos de Octubre:
El Decreto de la Paz, por el que Rusia
abandonaba la Primera Guerra Mundial. El tratado de paz de Brest-Litovsk fue
negociado por Trotski con los imperios centrales y ratificado en el Congreso de
los Sóviets el 3 de marzo de 1918.
El tratado de Brest-Litovsk
Negociado por Trotski con Alemania, fue en opinión de Lenin «una paz
vergonzosa para Rusia» porque perdió Finlandia, los países bálticos, parte de
Polonia, Transcaucasia —Georgia, Armenia y Azerbaiyán— y casi toda Ucrania.
Además, cedió Besarabia a Rumania, la Dobrudja a Bulgaria y el Kars al Imperio
otomano. Posteriormente Ucrania y Transcaucasia se incorporaron a la Unión
Soviética.
El Decreto de la Tierra, por el que las
tierras fueron expropiadas a sus antiguos dueños y distribuidas entre los
campesinos, a quienes también se les condonaron as deudas. Los bolcheviques
trataron de convencer a estos de la necesidad de colectivización,
lo que no se logró fácilmente. En febrero de 1918, ante el problema del hambre
y la mala distribución de los alimentos, el Estado se convirtió en único dueño
de las tierras.
Otras medidas adoptadas por el Consejo
de Comisarios del pueblo fueron la supresión de los títulos y privilegios, el
derecho de autodeterminación de los pueblos del antiguo imperio, la elección de
los oficiales por los soldados, la equiparación salarial de funcionarios y
obreros, y la igualdad de derechos de la mujer. En el orden económico, se
nacionalizaron los bancos y empresas, que fueron controladas por los obreros, y
se anularon las deudas contraídas por el Estado con instituciones o gobiernos
extranjeros. También se creó la Tcheka, una policía secreta destinada a
combatir la contrarrevolución, la especulación y el sabotaje. En 1918, el
partido bolchevique pasó a denominarse Partido Comunista.
La convocatoria a una Duma constituyente
se mantuvo. Las elecciones de enero de 1918 dieron el triunfo a mencheviques y
socialrevolucionarios, y la Duma anuló los decretos de Lenin. Sin embargo, los
bolcheviques boicotearon y disolvieron la Asamblea con ayuda de la Guardia
Roja, por considerar que representaba al Estado burgués. En el III Congreso de
los Sóviets, dominado por los bolcheviques, estos se declararon herederos
legítimos de la Duma y aprobaron la constitución de la República Socialista
Federativa Soviética de Rusia (RSFSR).
La guerra civil rusa
La guerra (1918-1922) fue consecuencia
del caos revolucionario de los primeros momentos.
Las fuerzas contrarrevolucionarias –
mencheviques, socialrevolucionarios, liberales y zaristas – se unieron contra
el gobierno de Lenin e integraron el Ejército Blanco, que intervino en Siberia,
Polonia, Crimea, el Cáucaso y el valle del rio Don.
Las potencias extranjeras les ofrecieron
ayuda económica y justificaron su intervención por la retirada rusa de la
Primera Guerra Mundial, la abolición de deudas y el miedo a la extensión de la
revolución. Una expedición francesa, británica y norteamericana tomó Múrmansk y
Arjángelsk en el mar Blanco; paralelamente, tropas anglofrancesas desembarcaron
en Odessa y un destacamento japonés y estadounidense ocupó Vladivostok.
Ante la fortaleza del Ejército Blanco,
los bolcheviques crearon el Ejército Rojo que, organizado por Trotski, era
heredero de la Guardia Roja y estaba formado por voluntarios, obreros y
campesinos. Sometido a una rígida disciplina y controlado por comisarios
políticos, llegó a contar en 1920 con tres millones de soldados.
Estas medidas militares se
complementaron con la etapa del Terror Rojo: un aumento de la represión contra
todos los antisoviéticos que incluyó el asesinato del zar y su familia en julio
de 1918 en Ekaterimburgo.
Tras una primera fase en la que el
Ejército Blanco llevó la iniciativa de la guerra civil, el Ejército Rojo se
impuso y acabó controlando todo el territorio. La victoria bolchevique en 1922
vino acompañada de la destrucción del país y un saldo de cinco millones de
muertos.
El arte fue utilizado por los
soviéticos con un fin propagandístico. En los primeros años, los revolucionarios
se adhirieron a las vanguardias, como en este cartel de El Lissitzky que
representaba al Ejército Rojo entrando en cuña en el Ejército Blanco. En
tiempos de Stalin, en cambio, se impuso el realismo socialista y los artistas
de vanguardia fueron perseguidos.
El cautiverio de la familia
imperial rusa
Nicolás II abdicó el 2 de
marzo de 1917 en su hermano Miguel, que también renunció al trono, finalizando
así el reinado de los Romanov. El zar depuesto quedó bajo arresto domiciliario
en palacio y fue trasladado junto a su familia a Ekaterimburgo. Allí fueron
ejecutados todos ellos la noche del 16 al 17 de julio de 1918 por orden del
sóviet del Ural.
La URSS
En 1922 se creó la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS), conocida como la Unión Soviética o simplemente
la Unión. En ella se unieron la República Socialista Federativa Soviética de
Rusia (RSFSR), Ucrania, Transcaucasia y Bielorrusia.
El comunismo de guerra
En paralelo a la contienda, se
desarrolló el denominado comunismo de guerra (1918-1921). Su objetivo era el
control absoluto de la economía por el Estado para acelerar al máximo la
productividad en todos los sectores. Fueron necesarias una serie de medidas de
enorme rigor como la incautación de lo producido por los campesinos, la imposición
del trabajo obligatorio, la militarización de la industria y el racionamiento
de los alimentos.
Todo ello hizo posible que los soldados
del Ejército Rojo pudieran ser abastecidos, pero también provocó que la gran
mayoría de la población sufriera grandes carencias. A consecuencia de ellas,
estallaron revueltas como el
levantamiento de Kronstadt, en marzo de 1921, duramente reprimidas por el autoritarismo bolchevique.
La Tercera Internacional
En marzo de 1919, Lenin convocó en Moscú
a todas las organizaciones obreras del mundo para reconstruir el
internacionalismo proletario. La asamblea constituyente de la nueva
Internacional se hizo bajo el control del Partido Comunista ruso.
El Komintern, nombre que recibió la
Tercera Internacional, se estructuró de modo similar a sus precedentes y
estableció una serie de condiciones para formar parte de ella. Las principales
fueron la imposición del comunismo revolucionario y el rechazo del socialismo
reformista.
Finalizados los debates, la Tercera
Internacional fijó su sede en Moscú y todas las organizaciones adheridas a ella
se supeditaron a las directrices de la Rusia bolchevique. El Komintern supuso
una importante ruptura entre los partidos y organizaciones obreras de muchos
países. Los vinculados a la Tercera Internacional fueron conocidos como
comunistas, en tanto que los no adheridos a ella siguieron llamándose
socialistas.
3.2. De Lenin a Stalin (1924-1927)
Del comunismo de guerra a la NEP
La revolución, el comunismo de guerra y
la guerra civil provocaron el descenso de la producción agrícola e industrial.
Las ciudades padecieron el desabastecimiento y la inflación galopante, cuyas
secuelas fueron hambrunas, epidemias y aumento de la mortalidad. El descontento
se generalizó entre amplios sectores populares, grupos mencheviques,
anarquistas y socialrevolucionarios, e incluso entre los mismos comunistas. En
el seno del Partido Comunista surgió el grupo Oposición Obrera, defensor de una
mayor democratización y crítico con el militarismo instaurado tras la guerra
civil.
En estas circunstancias, Lenin anunció
en el X Congreso del Partido la puesta en marcha de una Nueva Política
Económica (NEP). Este plan suponía un paso atrás con respecto al comunismo de
guerra y un compromiso provisional con el capitalismo.
La NEP se inició en marzo de 1921 y
estableció un sistema de economía mixto:
La agricultura, el comercio al por menor
y las pequeñas empresas con menos de diez obreros quedaron en el sector
privado, y podían producir y vender libremente. Las colectivizaciones fueron
interrumpidas, el salario remplazó al trabajo obligatorio, se admitió el plus
por rendimiento y se hicieron ciertas concesiones como el derecho de herencia.
La industria pesada, los transportes, el
comercio exterior y la banca quedaron bajo el control del Estado, que realizó
fuertes inversiones para la modernización del país. Al mismo tiempo, se ofreció
al capital extranjero la posibilidad de invertir en Rusia.
La NEP se completó con una reforma
monetaria, según la cual se adoptó el patrón oro
para rebajar la inflación. El presupuesto estatal se equilibró.
Gracias a la nueva orientación de la
economía, se incrementó la producción agrícola e industrial. La estabilización
económica se lograría en 1924, con la reducción del desempleo y una mejora del
nivel de vida.
El principal fracaso de la NEP fue el
desfase entre los precios agrícolas y los industriales, factor que desequilibró
el mercado interior y obligó a muchos campesinos a vender sus tierras. Al mismo
tiempo, propició el nacimiento de una nueva burguesía de hombres de empresa y
de propietarios rurales.
La Constitución de 1924
Concluida la guerra civil, los
comunistas controlaban todo el aparato estatal. Se redactó la primera
Constitución soviética, que fue aprobada por el Congreso del partido, en 1923,
y ratificada por el Congreso de los Sóviets en enero de 1924. La Constitución
establecía:
La consolidación de un sistema federal,
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Esta denominación
designaba, desde 1922, al conjunto formado por la república socialista
federativa de Rusia, Ucrania, Transcaucasia y Bielorrusia. A estas repúblicas
se les reconocía el derecho a la autodeterminación.
La autoridad suprema del Estado recaía
en el Sóviet Supremo, poder legislativo, que a su vez elegía al Presidium.
El Presidium o Consejo de Comisarios del
Pueblo (ministros), que fue el verdadero poder ejecutivo.
Moscú se convirtió en la capital de la
Unión Soviética.
Aunque no se citaba en la Constitución,
el Partido Comunista era el partido único de la URSS. Controlaba el Presidium
por medio del Politburó, máximo órgano ejecutivo, y el Sóviet Supremo a través
de la designación de candidatos oficiales. El secretario general del Partido
Comunista, además, acumulaba los máximos cargos del Estado y dirigía la
política.
La sucesión de Lenin
En mayo de 1922, la grave enfermedad de
Lenin inició una lucha por su sucesión que se agudizó al morir aquel en enero
de 1924. Dos líderes principales se disputaron el poder:
Trotski, teórico de la revolución,
creador del Ejército Rojo y partidario de la Revolución permanente,
de la superación de la NEP y de la supresión del Estado.
Stalin, burócrata, gran organizador y
defensor de la exaltación de un Estado controlado por los cuadros del comunismo
militante y defensor del socialismo en un solo país.
Stalin se impuso en esta lucha y, junto
a Zinóviev y Kámenev, formaron la troika
que sucedió a Lenin en el mando del partido. Más tarde, Stalin fue nombrado
secretario general del Partido Comunista durante el XV Congreso. Ejerció
totalitariamente el poder en la URSS entre 1927 y 1953.
3.3. La primera etapa de Stalin
(1928-1941)
La planificación económica
Dueño del poder, Stalin dio por superada
la NEP e inició la era de la planificación económica imperativa. El Estado creó el Gosplan, un
organismo planificador que estableció, obligatoriamente, criterios y niveles de
producción, consumo o salario.
El primer plan quinquenal (1928-1932)
incidió en la agricultura y la industria. Pretendió duplicar la producción
agraria y llevar a cabo la colectivización, con la creación de koljoses y
sovjoses. El koljós era una
cooperativa agrícola cuyas tierras pertenecían al Estado, quien las cedía en
usufructo a los campesinos y controlaba la producción. En este modelo a los
campesinos se les concedía también la posesión de la vivienda y una pequeña
parcela. El sovjós era una extensa
granja piloto del Estado, sin concesión a la propiedad privada, muy mecanizada,
donde el trabajador recibía un salario.
Este plan buscó también aumentar la
producción industrial, sobre todo en la
industria pesada. Se proyectaron grandes embalses, centrales hidroeléctricas y
plantas siderúrgicas, usando material y tecnología extranjera.
El balance del primer plan fue muy
positivo: se crearon 1.500 nuevas empresas, se construyó la mayor central
hidroeléctrica del mundo y el complejo siderúrgico de Magnitogorsk. Por otro
lado, se concedieron recompensas y honores a quienes lograban superar los
objetivos marcados; ejemplo y símbolo de ello fue el minero Alexei Stajánov,
del que derivó el término “estajanovismo”.
El segundo plan quinquenal (1933-1937)
tuvo efectos menos espectaculares que el primero, pero permitió el equilibrio
entre los sectores productivos, la armonización económica y un mayor desarrollo
de la industria ligera. Asimismo, continuó la colectivización del campo.
El tercer plan quinquenal (1938-1942)
tuvo como objetivo superar las potencias capitalistas en la producción por
habitante y concluir la colectivización agrícola. La URSS se convirtió en la
tercera potencia industrial mundial, pero descuidó la fabricación de bienes de
consumo y el nivel de vida de su población descendió.
Josif Vissarionovich, Stalin
(1879-1953), antiguo seminarista georgiano e hijo de un zapatero, ejerció el
poder, de modo despótico, como secretario general del Partido Comunista durante
25 años.
El picador de carbón Alexei
Grigórievich Stajánov estableció una marca de producción al extraer 102
toneladas de carbón en 345 minutos. Fue el símbolo de la superación en el
trabajo que el resto de obreros debía emular.
El régimen político
Superada la fase revolucionaria, se hizo
imprescindible modificar el marco político de 1924. Su resultado fue la
Constitución de 1936:
La URSS se organizó como un Estado
federal de 11 repúblicas.
El Sóviet Supremo se constituyó en dos
cámaras: el Sóviet de la Unión y el Sóviet de las Nacionalidades.
El Presidium quedó compuesto por el
presidente, los vicepresidentes, un secretario y 24 miembros.
El poder efectivo siguió en manos del
Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), dirigido por el Politburó y el
secretario general, considerado como “la vanguardia de los trabajadores” y
encargado de controlar al Estado y de conectar con la ciudadanía.
Stalin acrecentó a su poder mediante las
purgas, que alcanzaron su máximo apogeo entre 1936 y 1938. En ellas fueron
perseguidos sus adversarios políticos que, con frecuencia, eran eliminados en
procesos sin garantías judiciales. Se calcula que varios millones de personas
fueron víctimas de arrestos, deportaciones, trabajos forzados y condenas a
muerte bajo el terror estalinista. Finalizadas las purgas, Motolov, Beria y
Jruschov se situaron al lado de Stalin, que mantuvo un sistema político
dictatorial hasta su muerte en 1953.
La nueva sociedad
La Revolución Soviética propició un cambio
en la estructura social.
La clase obrera y el campesinado se
acrecentaron, al tiempo que surgió una nueva clase de profesionales y técnicos
ligados a los cambios económicos. Además se constituyó una numerosa burocracia,
ligada a la planificación económica. La población urbana alcanzó un tercio
total de la población y cambió el
concepto de familia con la igualdad hombre-mujer y la incorporación de esta al
mundo laboral.
El Partido Comunista controló la
educación y la cultura. Se redujo el analfabetismo y la enseñanza básica pasó a
ser obligatoria. En cambio, la educación superior fue muy selectiva y
subordinada a las necesidades de la planificación económica. Se utilizó el arte
como medio de propaganda del partido y fábrica de “buenos comunistas”.
Realismo socialista
El realismo socialista fue la
única tendencia oficial en pintura. Exaltaba la revolución, el mundo del
trabajo y el espíritu cívico, y reproducía fielmente los modelos obreros en sus
quehaceres cotidianos. Fue la reacción estética contra los “estilos burgueses
anteriores a la revolución, destinados al goce de una minoría”. Desde 1932,
este arte desplazó a los artistas de vanguardia, que fueron acusados de
contrarrevolucionarios y burgueses. Muchos de ellos, como Marc Chagall,
acabaron en el exilio.
La política exterior soviética
El aislamiento internacional de la Unión
Soviética acabó en la década de 1920. En 1920, la URSS intervino en la
Conferencia de Génova y el Tratado de Rapallo, donde fue reconocida por
Alemania. Estableció relaciones diplomáticas con el Reino Unido (1924), ingresó
en la Sociedad de Naciones (1934) y colaboró con las democracias occidentales contra
el fascismo. En los días previos a la Segunda Guerra Mundial, la URSS firmó con
la Alemania nazi el Pacto Germano-soviético por el que ambos gobiernos
aceptaron participar en la conquista de Polonia, lo que no impidió la invasión
alemana de Rusia en junio de 1941. Desde ese momento, Stalin se convirtió en
aliado de los países occidentales.