03 Las potencias extraeuropeas emergentes
03.1 Estados Unidos
A lo largo del siglo XIX, Estados Unidos conoció:
·
La expansión
de sus territorios hasta la costa del Pacífico.
·
La masiva
llegada de inmigrantes en busca de mejores condiciones de vida.
·
Un gran desarrollo
económico, propiciado por sus recursos naturales y sus emprendedores
habitantes. La industria se localizó en el noroeste, la agricultura de
plantaciones en el sur y la ganadería y agricultura extensiva en el medio
oeste.
·
La consolidación
del sistema democrático, con la adopción en 1830 del sufragio universal
masculino.
La abolición de la
esclavitud (1860) por el presidente Abraham
Lincoln provocó el intento secesionista de los Estados del sur, dado que la
mano de obra esclava era esencial en sus plantaciones. Los sudistas se constituyeron en los Estados Confederados de América y,
dirigidos por Jefferson Davis,
declararon su independencia, lo que desembocó en una guerra civil. Conocida como
la guerra de Secesión (1861-1865),
concluyó con el triunfo de los partidarios de la Unión – también llamados yanquis o federales – sobre los
confederados. La esclavitud quedó abolida, pero la igualdad de derechos civiles
no se logró hasta mediados del siglo XX.
Abraham Lincoln (1809-1865),
abogado, miembro del Partido Republicano
y presidente de los Estados Unidos desde 1860, fue asesinado por un fanático sudista cinco días después de acabar la guerra
de Secesión, mientras asistía a una representación en el Ford´s Theatre de
Washington.
La guerra contra España (1898) reveló su condición de gran
potencia, si bien hasta la Primera
Guerra Mundial se mantuvo al margen de la política europea.
03.2 Japón
El Imperio del Sol
Naciente era, a principios del siglo XIX, una monarquía feudal, con un
emperador simbólico o mikado que vivía aislado en su
palacio de kyoto. El poder efectivo lo ejercía el mayordomo imperial o shogun, cargo desempeñado por miembros
de la familia Tokugawa desde dos
siglos antes.
En el siglo XVII, los Tokugawa habían logrado someter a los daimios, vasallos propietarios de
extensas tierras, y a los samuráis o
“señores de la guerra”. Luego impusieron una dictadura y el aislamiento del
país aunque, por la presión extranjera, acabaron aceptando un tratado (1858)
por el que algunos puertos japoneses se abrieron al comercio exterior.
En 1868, dos familias rivales de los Tokugawa restablecieron
la autoridad imperial. El joven emperador Mutshu
Hito reinó en Japón desde 1867 hasta su muerte en 1912. La era en la que gobernó
se denominó era Meiji. Mutshu Hito trasladó la corte a Tokio y, siguiendo
modelos occidentales, emprendió una serie de reformas conocidas como la Revolución Meiji (1868): igualdad ante la ley, Constitución de
1889 y final de la servidumbre. Se produjo entonces un enorme desarrollo
económico, sobre todo industrial, que unido al fuerte crecimiento demográfico,
obligó al Imperio japonés a una política
expansionista para obtener materias primas, mercados y territorios en los
que ubicar los excedentes de población.
La guerra ruso-japonesa (1904) demostró, como lo había hecho
antes de la guerra hispano- estadounidense , la fortaleza de las potencias
emergentes y la decadencia de las viejas naciones europeas.
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