miércoles, 4 de octubre de 2017

Bloque 3. La crisis del Antiguo Régimen

Bloque 3. La crisis del Antiguo Régimen

Contenidos
El nacimiento de EEUU.
La Revolución Francesa de 1789: aspectos políticos y sociales.
El Imperio Napoleónico.
El Congreso de Viena y el Absolutismo, y las revoluciones liberales o burguesas de 1820, 1830 y 1848.
El Nacionalismo: Unificaciones de Italia y Alemania.
Cultura y Arte: Europa entre el neoclasicismo y el romanticismo.
La independencia de las colonias hispano-americanas.

Criterios de evaluación
1. Analizar la evolución política, económica, social, cultural y de pensamiento que caracteriza a la primera mitad del siglo XIX distinguiendo los hechos, personajes y símbolos y encuadrándolos en cada una de las variables analizadas.
2. Describir las causas y el desarrollo de la Independencia de Estados Unidos estableciendo las causas más inmediatas y las etapas de independencia.
3. Explicar a partir de información obtenida en Internet, la Revolución Francesa de 1789 incluyendo cada idea obtenida en las causas, el desarrollo y las consecuencias.
4. Identificar el Imperio Napoleónico localizando su expansión europea y estableciendo sus consecuencias.
5. Analizar la trascendencia que tuvo para Europa el Congreso de Viena y la restauración del Absolutismo identificando sus consecuencias para los diversos países implicados.
6. Identificar las revoluciones burguesas de 1820, 1830 y 1848, relacionando sus causas y desarrollo.
7. Conocer el proceso de Unificación de Italia y Alemania, obteniendo su desarrollo a partir del análisis de fuentes gráficas.
8. Descubrir las manifestaciones artísticas de comienzos del siglo XIX, obteniendo información de medios bibliográficos o de Internet y presentándola adecuadamente.
9. Analizar utilizando fuentes gráficas la independencia de Hispanoamérica.

Estándares de aprendizaje evaluables
1.1. Realiza ejes cronológicos que incluyan diacronía y sincronía de los acontecimientos de la primera mitad del siglo XIX.
2.1. Identifica jerarquías causales en la guerra de independencia de Estados Unidos a partir de fuentes historiográficas.
3.1. Explica las causas de la Revolución Francesa de 1789.
3.2. Explica esquemáticamente el desarrollo de la Revolución Francesa.
4.1. Identifica en un mapa histórico la extensión del Imperio Napoleónico.
5.1. Analiza las ideas defendidas y las conclusiones del Congreso de Viena relacionándolas con sus consecuencias.
6.1. Compara las causas y el desarrollo de las revoluciones de 1820, 1830 y 1848.
7.1. Describe y explica a Unificación de Italia y la unificación de Alemania a partir de fuentes gráficas.
8.1. Establece las características propias de la pintura, la escultura y la arquitectura del Neoclasicismo y el Romanticismo a partir de fuentes gráficas.
9.1. Realiza un friso cronológico explicativo de la Independencia de las colonias hispanoamericanas al comienzo del siglo XIX.

I.         INTRODUCCIÓN

El estallido de la Revolución Francesa en 1789 significó el comienzo de la Edad Contemporánea (1789-actualidad).

En el siglo XVIII, antes de que empezase la Revolución Francesa, los déspotas ilustrados fracasaron en realizar las transformaciones políticas, económicas y sociales que los pensadores de la Ilustración habían propuesto durante ese siglo. Desde 1789 en adelante estos cambios fueron impuestos de manera violenta por revolucionarios, contra los deseos de los monarcas.

Una revolución política acabó con el Antiguo Régimen en Francia. A continuación, los revolucionarios realizaron varias reformas influidos por las ideas de la Ilustración estableciendo el nuevo régimen o sistema liberal.

Desde 1799, Napoleón Bonaparte fue gobernante de Francia e invadió varios países de Europa, donde impuso las ideas revolucionarias. Los revolucionarios transformaron la vida cotidiana de la población, introduciendo nuevos usos y costumbres.

La Revolución Francesa marcó la llegada de una nueva era, que simbolizó el famoso lema: “Libertad, igualdad y fraternidad”.


En 1814, las potencias absolutistas derrotaron a Napoleón y restauraron la monarquía absoluta y el Antiguo Régimen en Europa.

Alguna gente se opuso a esa política reaccionaria y demandó los mismos derechos y libertades ya que habían ganado durante la Revolución Francesa. Como resultado de lo anterior, el siglo XIX, desde 1815 a 1871, estuvo caracterizado por continuas revueltas y por revoluciones liberales inspiradas en la Revolución Francesa que finalmente llevaron a cambios políticos y sociales y al triunfo de las ideas liberales en Europa.

Durante el siglo XIX Norteamérica y Sudamérica evolucionaron de modos muy diferentes. Mientras los Estados Unidos expandían sus fronteras para incluir nuevos territorios en el Oeste, las colonias españolas en América Central y del Sur consiguieron su independencia y llegaron a ser estados soberanos.

Las transformaciones culturales en el arte y la arquitectura reflejaron estos cambios políticos. Se desarrolló un nuevo estilo artístico llamado Romanticismo, que centraba su atención en la emoción, la creatividad, la libertad individual y el orgullo nacional.

II.      LAS CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

La Revolución Francesa fue una etapa de cambio político y social violento, que vio la abolición de la monarquía absoluta y el fin de la sociedad estamental propias del Antiguo Régimen.

Las causas de la Revolución Francesa fueron de dos tipos:

Las causas estructurales (estaban relacionadas con la misma existencia del Antiguo Régimen)
Causas económicas: La población campesina estaba descontenta por la gran cantidad de impuestos que debían pagar al rey, a la nobleza y al clero, impuestos que aumentaron durante el siglo XVIII. Los burgueses estaban descontentos por los límites que el sistema señorial ponía a la compraventa tierras (manos muertas, mayorazgos…). Los burgueses también estaban en contra de la intervención del estado en la economía (monopolios, compañías privilegiadas...). Además todos los miembros del Tercer Estado rechazaban que los estamentos privilegiados no pagasen impuestos. Por su parte la aristocracia y el clero tenían problemas económicos pues sus ingresos no cubrían sus elevados gastos.
Causas sociales: La burguesía se había enriquecido durante el siglo XVIII, sobre todo gracias al comercio marítimo, pero, al pertenecer al Tercer Estado y carecer de privilegios, los burgueses no podían ocupar cargos públicos y no participaban en la toma de decisiones políticas. Aunque eran el grupo social que más aportaba a la creación de riqueza los reyes no contaban con ellos para gobernar, al contrario que en Gran Bretaña donde la burguesía estaba representada en la Cámara de los Comunes.
Causas ideológicas: La burguesía francesa estaba muy influida por las ideas de la Ilustración e intentaba ponerlas en práctica. Por ejemplo, los burgueses demandaban que todos los súbditos del rey de Francia fueran libres e iguales ante la ley. Además la creación de los Estados Unidos como una república liberal, acontecimiento conocido en toda Europa, era un ejemplo de que podía romperse con el Antiguo Régimen.

Las causas circunstanciales (son las condiciones de un momento concreto que producen el estallido revolucionario)
Causas económicas: La causa que llevo al comienzo de la Revolución Francesa fue la crisis de subsistencia; en los años anteriores al inicio de la revolución hubo malas cosechas y, en consecuencia, los precios de los alimentos eran muy altos en las ciudades, con lo que el hambre afectaba tanto a los campesinos como a la mayoría de los habitantes de las ciudades. La pequeña burguesía (artesanos y comerciantes modestos) sufría dificultades económicas a causa de la crisis de subsistencia, del aumento de los impuestos para pagar la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, y de la creciente competencia comercial de los productos ingleses, pues la industria británica se comenzaba a mecanizar en ese momento produciendo bienes más baratos que los franceses. A la crisis de subsistencia se unió una crisis financiera, causada por el endeudamiento del Estado por los altos gastos militares y de la corte. La monarquía francesa estaba en bancarrota –arruinada- por sus excesivos gastos. En las décadas anteriores a la Revolución Francesa los reyes de Francia tuvieron que pedir préstamos para poder participar en la Guerra de los Siete Años y en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. Además la familia real gastaba grandes cantidades de dinero en palacios, bienes de lujo y fiestas muy lujosas. Para mejorar las finanzas del país, el ministro Calonne propuso en 1787 que aumentarán los impuestos y que los estamentos privilegiados (nobleza y clero) pagaran impuestos como el resto de la población.
Causas políticas: La nobleza y el clero se negaron a pagar el nuevo impuesto propuesto por Calonne. Los estamentos privilegiados temían perder sus privilegios frente al absolutismo real. El rey no se atrevió a forzarlos a obedecerle y acabó convocando los Estados Generales.
Causas sociales: La clase media (burguesía) y el campesinado estaban irritados por el lujoso estilo de vida de la familia real y de la corte que gastaba parte de los ingresos del Estado en fiestas y bienes de lujo, lo que era criticado por los escritores ilustrados, como se vio en el asunto del collar de la reina en 1785.


III.   LAS ETAPAS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

A.      LA CONVOCATORIA DE LOS ESTADOS GENERALES Y LA ASAMBLEA NACIONAL (1789)

Hasta 1789 el rey Luis XVI [1774-1792] gobernó Francia como monarca absoluto. En 1778 Francia intervino en la Guerra de independencia de los Estados Unidos a favor de los rebeldes. Los gastos de este conflicto, más los heredados de la Guerra de los Siete Años, arruinaron al estado francés. A ello se unió una serie de malas cosechas. Como consecuencia de la crisis de subsistencia y de las deudas acumuladas varios ministros propusieron al rey como solución hacer pagar también impuestos a los estamentos privilegiados: el clero y la nobleza. Ante la oposición de ambos grupos Luis XVI se vio obligado a convocar los Estados Generales. En esta asamblea estaban representados los tres estamentos del reino de Francia y ella debería ayudar al rey a solucionar sus problemas económicos.

El clero (el Primer Estado) y la nobleza (el Segundo Estado) tenían 300 representantes cada uno en los Estados Generales y cada grupo poseía un voto. En contraste, la clase media y el campesinado (el Tercer Estado) tenían 600 representantes y un único voto.

Cuando en 1789 se reunieron los Estados Generales, el Tercer Estado propuso el voto por persona. Pero el monarca y parte de la nobleza no aceptaron la propuesta. En respuesta a lo anterior los representantes del Tercer Estado se proclamaron a sí mismos Asamblea Nacional, es decir encarnación de la voluntad de Francia. Este acto supuso el inicio de la revolución pues Francia se convertía en una monarquía parlamentaria, donde el rey había perdido su poder absoluto y debía compartirlo con la Asamblea Nacional.

 Ante esta situación el rey impidió a los diputados del Tercer Estado acceder a su sala de reuniones.


B.       LOS PROTAGONISTAS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA



La Revolución Francesa va a vivir distintas etapas con diferentes gobiernos y varias constituciones. Esto se debió a los diferentes grupos sociales que participaron en ella.

La nobleza y el clero se dividieron al comienzo de la revolución. Mientras la aristocracia y el alto clero se opusieron desde el principio a todos los cambios (los llamados realistas), otra parte de la nobleza y del bajo clero colaboraron con la revolución en sus etapas iniciales. Estos nobles y clérigos revolucionarios estaban a favor de una constitución en la que se estableciese la división de poderes, pero manteniendo al rey como jefe del poder ejecutivo por eso fueron llamados monárquicos constitucionalistas (Feuillants). Ellos fueron los que dirigieron las primeras etapas de la Revolución.

Los burgueses de París y otras ciudades francesas van a dirigir la revolución, pero desde diferentes puntos de vista:

·      Por un lado estaba la burguesía conservadora o moderada formada por los burgueses más ricos (comerciantes, banqueros, industriales…) favorables a unos cambios limitados del Antiguo Régimen (derechos individuales, constitución, separación de poderes), pero manteniendo al rey como poder ejecutivo encargado del gobierno, limitando el derecho a voto a una minoría de ricos (sufragio censitario o restringido), y manteniendo la desigualdad en la riqueza aunque todos los ciudadanos franceses fueron iguales ante la ley y los impuestos. Esta burguesía conservadora formaría el gobierno del Directorio.

·      Por otro lado estaba la burguesía radical formada por miembros de la pequeña burguesía (médicos, abogados, pequeños comerciantes…) que querían un régimen republicano (sin rey), con voto democrático y leyes que ayudasen a los ciudadanos más pobres (control de precios, asistencia a viudas y huérfanos…).

La burguesía radical recibió el apoyo de los sans-culottes de París, que eran los trabajadores urbanos de los gremios y de los negocios pequeños.

La mayoría de los franceses durante la Revolución Francesa eran campesinos que, cuando ésta comenzó, consiguieron apoderarse de las tierras de los señores feudales y pagar menos impuestos, de manera que durante toda la Revolución van a apoyar a cualquier gobierno que les permita conservar lo que habían conseguido. En algunas regiones de Francia (Vendée), donde los campesinos convivían en armonía con la nobleza durante el Antiguo Régimen, la Revolución Francesa no supuso ninguna ventaja sino un empeoramiento de sus vidas al implantarse el servicio militar obligatorio. Por eso durante la etapa de la Convención se produjeron varias revueltas campesinas en contra de la Revolución.




D.      LA MONARQUÍA PARLAMENTARIA O CONSTITUCIONAL (1789-1792)


1.        LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE (1789-1791)

Cuando el rey Luis XVI intentó que la Asamblea Nacional no se reuniera cerrando la sala que usaba, los integrantes del Tercer Estado se reunieron en una habitación del Palacio de Versalles reservada para el Juego de Pelota y allí juraron no separarse ni irse hasta que hubiesen elaborado una constitución para Francia que reflejara la voluntad de la mayoría de los franceses. Así fue como los diputados del Tercer Estado pasaron de ser Asamblea Nacional a Asamblea Nacional Constituyente.

El pueblo de París apoyó a los representantes del Tercer Estado y el 14 de julio de 1789 tomó la Bastilla, fortaleza y cárcel de París donde eran encerrados los presos políticos. De allí obtuvo armas con las que se armó una Guardia Nacional, una milicia formada por burgueses que apoyaría a la asamblea revolucionaria.

Mientras esos acontecimientos sucedían en París, durante el verano de 1789, estalló una gran rebelión campesina que abarcó todo el territorio de Francia y que fue conocida como el Gran Miedo (la Grande Peur). Los campesinos franceses estaban descontentos desde hacía meses a causa de las malas cosechas que estaban produciendo hambre. Mientras sucedían los acontecimientos de París se extendió por la campiña francesa el rumor de que había una conspiración de los aristócratas para matar de hambre a la población. En respuesta a lo anterior los campesinos se armaron y atacaron los castillos y las residencias de los señores destruyendo la documentación donde estaban recogidos los derechos señoriales.

Ante estos hechos, la Asamblea Nacional tomó en agosto dos medidas importantes: abolió los privilegios feudales y promulgó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano.

El efecto a largo plazo del Gran Miedo fue que la mayoría de los franceses, que eran campesinos, apoyaron los cambios que trajo la Revolución. Al abolirse los privilegios feudales muchos agricultores pagaron menos impuestos e incluso en algún caso casi dejaron de pagarlos pues muchos nobles franceses huyeron del país ante la violencia mostrada. Estos nobles expatriados, los “emigrados”, conspirarían con los reyes absolutos de Europa para acabar con la Revolución.

A lo largo de 1789 y 1790 la Asamblea Constituyente fue aprobando leyes que acababan con el Antiguo Régimen mientras redactaban una constitución. Una de las leyes más importantes de la Asamblea Constituyente fue la Constitución Civil del Clero de julio de 1790. Esta ley pretendía eliminar la situación de privilegio de la Iglesia en Francia y someterla al poder del gobierno revolucionario. La Constitución Civil del Clero establecía:

·      la eliminación del diezmo, otro impuesto que dejaron de pagar los campesinos franceses y que aumentó su apoyo a la revolución.

·      la disolución de las órdenes religiosas que no tuvieran utilidad (como la enseñanza o la asistencia social)

·      la nacionalización de las propiedades de la Iglesia (tierras, edificios...). La Asamblea Constituyente aprobó esto por dos razones:

ü En 1790 el 20 o 25 % de las tierras de Francia pertenecían a la Iglesia, y la Asamblea opinaba que estaban mal aprovechadas.

ü El gobierno revolucionario estaba casi en bancarrota, apenas le quedaba dinero para pagar a los funcionarios y para devolver los préstamos anteriores. Al administrar las que fueron tierras de la Iglesia el estado francés vería aumentar sus ingresos.

·      la obediencia de los sacerdotes y obispos al gobierno revolucionario. Para poder acceder a los puestos de sacerdote u obispo se debía hacer un juramento de lealtad. A cambio el estado francés, con sus nuevos ingresos, les pagaría un sueldo.


En 1791 se promulgó la constitución, que resumía los principios del liberalismo: separación de poderes, soberanía nacional, igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y ante los impuestos. Sin embargo se establecía el sufragio censitario pues los ciudadanos fueron divididos en dos grupos:

·      Ciudadanos activos: Poseían riquezas y tenían derecho a votar. Eran los antiguos privilegiados y la alta burguesía.

·      Ciudadanos pasivos: Eran los franceses menos acaudalados. No tenían derecho a voto porque pagaban poco de impuestos.


También se hicieron otras reformas: Se prohibió la tortura judicial y se creó un nuevo ejército, la Guardia Nacional, que era fiel a la Revolución.

Con estas reformas los burgueses obtenían ventajas económicas y políticas. Sin embargo hubo dos grandes sectores descontentos:

·      La nobleza y el clero, que querían recuperar los privilegios que habían perdido.

·      Los sans-culottes, trabajadores urbanos que formaron milicias y que deseaban conseguir mejoras sociales y proclamar una república.


 En junio de 1791 el rey y su familia intentaron huir de Francia en secreto y pedir ayuda a las monarquías absolutistas europeas, pero fueron detenidos en el pueblo de Varennes y tuvieron que regresar a París.


2.    LA ASAMBLEA LEGISLATIVA (OCTUBRE 1791- SEPTIEMBRE 1792)

Tras la aprobación de la Constitución de 1791 se realizaron elecciones en Francia siguiendo el sufragio censitario y se eligió una nueva asamblea totalmente nueva, pues los antiguos diputados no podían volver a ser elegidos.

La Asamblea Legislativa debería haber desarrollado la Constitución de 1791 mediante leyes pero Luis XVI se opuso a nuevas reformas. Los dos grupos políticos principales en esta etapa de la revolución francesa fueron:

·      Los monárquicos constitucionalistas llamados Feuillants; diputados que procedían de la burguesía más rica y querían mantener el poder del rey según la Constitución de 1791. Para ellos la revolución ya había alcanzado sus límites.

·      Los diputados que pertenecían al club de los jacobinos; procedían de la pequeña burguesía, estaban a favor de medidas democráticas y desconfiaban del rey tras la fuga de Varennes. Dentro del club de los jacobinos estaban incluidos los girondinos.

·      Los diputados que no tenían ideas políticas definidas eran llamados la Llanura.


En abril de 1792 la Asamblea Nacional declaró la guerra al emperador austríaco, hermano de María Antonieta, la reina de Francia, pues había miedo a que ayudara al rey a recuperar su poder absoluto.

En los meses sucesivos los ejércitos austríacos, aliados con los prusianos, derrotaron a los franceses varias veces y se acercaron a París.

El miedo a que se volviese al Antiguo Régimen provocó un golpe de estado en París. En junio de 1792, los sans-culottes asaltaron el palacio real de las Tullerías en París, encarcelaron al rey y proclamaron la república.


E.  LA I REPÚBLICA FRANCESA (1792-1799)


1.    LA CONVENCIÓN (SEPTIEMBRE 1792- JULIO 1794). LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DE LA BURGUESÍA RADICAL

Tras el golpe de estado protagonizado por los sans-culottes se realizaron nuevas elecciones, pero esta vez por sufragio universal masculino. La asamblea elegida fue llamada Convención y comenzó a redactar una nueva constitución.

Dentro de la Convención hubo dos grupos principales de diputados:

·      Los girondinos

·      Los jacobinos radicales o montañeses


Ambos grupos se oponían a la monarquía, eran demócratas y republicanos. Los girondinos estaban a favor de dar algo de autonomía a los gobiernos regionales (federalismo) mientras que los jacobinos sostenían que una nación debía tener un único gobierno. Sin embargo su diferencia principal era que los montañeses estaban dispuestos a todo para conseguir sus objetivos y los girondinos intentaban usar métodos menos radicales.

Los primeros meses de la Convención estuvieron dominados por los girondinos. No obstante la Convención se fue radicalizando[1]. En enero de 1793 Luis XVI fue juzgado por la Convención, acusado de traición a Francia y ejecutado en la guillotina. Su esposa María Antonieta también lo sería más tarde.

La ejecución del rey de Francia provocó que la mayoría de las monarquías europeas, para evitar la expansión de la revolución a sus países, se aliaran a Prusia y Austria en contra de la República Francesa.

En febrero de 1793, la Convención estaba perdiendo la guerra contra los monarcas absolutistas y estableció la conscripción o leva en masa, es decir el servicio militar obligatorio para todos los franceses.

Como respuesta a la leva en masa los campesinos de varias regiones francesas se alzaron en armas contra el gobierno revolucionario comenzando una guerra civil (Guerra de la Vendée).

Ante esta situación que parecía desesperada los revolucionarios radicales (montañeses) tomaron el poder y el gobierno pasó a manos del Comité de Salvación Pública, dirigido por Robespierre.

 El Comité de Salud Pública estableció una dictadura eliminando las libertades individuales, pues anteponía la salvación de la Revolución al bienestar individual de los ciudadanos.

Para eliminar la oposición a la Revolución dentro de Francia el Comité de Salud Pública estableció un sistema represivo que envió a cientos de miles de sospechosos a la cárcel, ejecutando públicamente a unas decenas de miles. Esta política fue llamada el Terror.

Junto a la violencia del Estado contra los ciudadanos el gobierno de Robespierre aprobó leyes pensadas para favorecer a todos los franceses:

·      La abolición de la esclavitud

·      La Ley del Máximum. Esta norma establecía el precio máximo de productos de primera necesidad como el pan, y fue promulgada para hacer frente a la enorme subida de precios que se produjo durante la Revolución Francesa.


Aunque la invasión de las monarquías europeas fue derrotada por los franceses, la dictadura establecida por el Comité de Salvación Pública dirigido por los jacobinos radicales (montañeses) continuó y siguieron las detenciones y las ejecuciones de los sospechosos de contrarrevolucionarios.

En el golpe de estado de Termidor (julio de 1794) un grupo de diputados de la Convención detuvo a Robespierre y a los miembros del Comité de Salud Pública que rápidamente fueron juzgados y guillotinados. Tras Termidor la represión contra los sospechosos de contrarrevolucionarios se hizo menos dura.


2.    EL DIRECTORIO (JULIO 1794-1799). LA REPÚBLICA CONSERVADORA DE LA BURGUESÍA MODERADA

Tras el golpe de estado de Termidor la burguesía conservadora volvió a tomar el poder. El gobierno pasó a manos de un gobierno llamado Directorio, formado por cinco personas, e intentó volver a los principios moderados de la Revolución. Se volvió al sufragio censitario y se eliminaron las leyes que establecían precios máximos.

Al Directorio se le opusieron tanto los antiguos privilegiados como los trabajadores urbanos (sans-culottes). Como la crisis económica continuaba hubo varias revueltas contra el Directorio que fueron aplastadas por el ejército. Además Francia seguía en guerra con los reyes absolutos de Europa.

Ante este situación, en 1799, Napoleón Bonaparte, un joven y prestigioso general, dio un golpe de Estado en el mes de Brumario (noviembre de 1799) e inició un nuevo gobierno, denominado el Consulado.

La Europa napoleónica (1799-1814)

Napoleón. Del Consulado al Imperio
En su etapa como primer cónsul (1799-1804), Napoleón consiguió consolidar las conquistas de la revolución, al lograr la pacificación del país y llevar a cabo numerosas reformas internas.

La pacificación del país la logró eliminando a la oposición radical, permitiendo el regreso de la nobleza exiliada, y firmando un acuerdo o concordato con la Santa Sede (1801). En él, reconocía la religión católica; a cambio, la Iglesia no reclamaría las tierras confiscadas al clero durante la revolución.

Las reformas internas más importantes fueron el Código Civil de 1804, que recogía los logros revolucionarios (igualdad ante la ley, libertad, propiedad y separación entre la Iglesia y el Estado); la implantación de la libertad económica; la creación de una asistencia social pública; el fomento de la instrucción pública; y la construcción de numerosos monumentos en París.

Estos logros otorgaron a Napoleón una gran popularidad. De ahí que fuera nombrado cónsul vitalicio, en 1802; y, más tarde, emperador de los franceses, en 1804, con la aprobación popular expresada en un plebiscito o consulta al pueblo.

El imperio napoleónico (1805-1815)

Napoleón se propuso también extender la revolución creando un gran imperio europeo bajo la autoridad de Francia. Así, entre 1805 y 1810 se enfrentó a varias coaliciones de países europeos que se formaron contre él, a las que venció en sucesivas batallas: Austerlitz, Ulm, Jena, Eylau, Friendland y Wagram. Logró así dominar gran parte de Europa occidental. La única excepción fue Reino Unido, que derrotó a la flota napoleónica en Trafalgar (1805) y resistió el bloqueo económico decretado por Napoleón (1806).

En los países conquistados Napoleón confió el gobierno a familiares o a generales franceses. Todos ellos difundieron las ideas revolucionarias, promulgaron constituciones, implantaron el Código Civil napoleónico y abolieron los impuestos señoriales y el diezmo.

La caída de Napoleón

La dominación francesa no fue aceptada en muchos países, donde provocó movimientos nacionalistas contrarios a ella. Tras el fracaso del Gran Ejército enviado contra Rusia (1812) y la derrota en España (1814), una coalición de potencias europeas integrada por Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia entró en París. Napoleón fue desterrado a la isla de Elba, y se restableció la monarquía en Francia en la persona de Luis XVIIII.

Al año siguiente, Napoleón escapó de la isla y recuperó el poder durante cien días. Pero los aliados lo derrotaron definitvamente en Waterloo (1815) y lo desterraron a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821.


II.   RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO


A.    LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN

La derrota definitiva de Napoleón abrió un nuevo periodo en Europa en el que se intentó restaurar el absolutismo. No obstante, acabaron imponiéndose el liberalismo y el nacionalismo, dos nuevas ideologías surgidas de la Revolución Francesa.

La vuelta al absolutismo
Entre 1814 y 1815, las potencias vencedoras de Napoleón (Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia) se reunieron en el llamado Congreso de Viena. Sus objetivos fueron dos:
La restauración del Antiguo Régimen. Para ello, el restablecimiento en sus tronos a los monarcas depuestos por Napoleón.

La reconstrucción del mapa político de Europa. Con ese fin, obligaron a Francia a volver a sus límites de 1791 y se repartieron territorios. El trazado de las nuevas fronteras, sin embargo, se hizo sin contar con los deseos de algunos pueblos, que quedaron así separados o unidos contra su voluntad.

En Viena también se acordó la convocatoria periódica de congresos, donde se tratarían diplomáticamente las posibles disputas entre países; y se autorizó la intervención de las potencias en cualquier país amenazado por una revolución.
Por último, en 1815, se crearon dos grupos de alianzas para asegurar el orden establecido: la Santa Alianza, formada por Austria, Prusia y Rusia, a la que luego se sumaron otros estados; y la Cuádruple Alianza, formada por Austria, Prusia, Rusia y Reino Unido.
Las potencias europeas que derrotaron a Napoleón se reunieron en el Congreso de Viena (1814-1815) con el objetivo de restaurar el absolutismo. Todos los monarcas que habían perdido el trono recuperaron sus reinos. Además, las grandes potencias –Rusia, Reino Unido, Prusia y Austria- repartieron el Imperio napoleónico entre los vencedores, y se firmó un tratado, la Santa Alianza, para ayudar militarmente a los monarcas ante cualquier amenaza de sublevación.

Parecía que las ideas de la Revolución francesa iban a desaparecer, pero a lo largo del siglo XIX hubo diversos levantamientos liberales y nacionalistas que se opusieron a la Restauración y acabaron triunfando.


B.  EL LIBERALISMO Y EL NACIONALISMO

A pesar de los intentos absolutistas, la Restauración no pudo impedir la expansión por Europa de nuevas ideas y valores, representados por el liberalismo y el nacionalismo.

El liberalismo defendía la libertad individual, plasmada en el reconocimiento de derechos a los ciudadanos; la igualdad ante la ley; suprimiendo los privilegios; y la implantación de regímenes constitucionales, basados en la soberanía nacional y la división de poderes.
El liberalismo es un sistema político que fundamenta la sociedad en el individuo:

El Estado debe garantizar los derechos y libertades individuales (como el derecho a la propiedad privada).
El individuo es un ciudadano. El conjunto de los ciudadanos forma la nación, y en la nación reside la soberanía, es decir, el poder. Esto es la soberanía nacional.
Se establece un sistema representativo. Las leyes se elaboran en una asamblea, el Parlamento, elegido por sufragio (votación).
Una Constitución debe regular el funcionamiento político y la división de poderes.
El Estado no debe intervenir en asuntos económicos.

La ideología liberal se extendió, sobre todo, entre los burgueses y las clases populares de las grandes ciudades.

El nacionalismo sostenía que el marco fundamental de la vida de las personas es la nación, o comunidad con rasgos propios derivados de una historia, una lengua o una cultura comunes. Su objetivo era que cada nación tuviese su propio Estado (estado nación); y, por tanto, reclamaba que las fronteras de las naciones coincidieran con las de los Estados.

El nacionalismo defiende el derecho de los pueblos a autogobernarse. La nación es un conjunto de individuos con unos lazos culturales propios (religión, lengua, pasado, tradiciones) y que desean vivir en común. Por esta razón sostiene que el Estado y nación coincidan, para así reagrupar en unas mismas fronteras a los miembros de una misma comunidad nacional.

La ideología nacionalista se extendió por los territorios sometidos a un poder extranjero, como Grecia;o por los que aspiraban a formar un Estado unificado, caso de Italia y Alemania.

III.   LAS REVOLUCIONES LIBERALES Y NACIONALES
Las revoluciones liberales del siglo XIX

En la primera mitad del siglo XIX, la restauración del absolutismo y la extensión del liberalismo dieron lugar a nuevas oleadas revolucionarias.

A.      LAS REVOLUCIONES DE 1820
En 1820 hubo varios levantamientos liberales en Europa. La mayoría tuvieron lugar en la región mediterránea y en Rusia. En ellos tuvieron un destacado papel los oficiales del ejército y las sociedades secretas. Así, los liberales protagonizaron levantamientos antiabsolutistas en España, Portugal, Nápoles, Piamonte y Rusia. Inicialmente algunos monarcas tuvieron que aceptar constituciones; pero, al final, se impuso el absolutismo gracias a los ejércitos  de la Santa Alianza. Sólo en Grecia triunfó una insurrección contra el Imperio de los turcos otomanos, y en 1822 Grecia se proclamó independiente.

En América, los habitantes de las colonias españolas se enfrentaron al gobierno de la metrópoli y se declararon independientes.


B. LAS REVOLUCIONES DE 1830

En 1830, otra vez, se produjeron varios levantamientos de carácter liberal que triunfaron en diversos países europeos. En esos países, la burguesía impuso un sistema político constitucional basado en el sufragio censitario: sólo podían votar aquellos que pagaban una cantidad mínima de impuestos.

Las revoluciones liberales de 1830 se iniciaron en Francia, donde el monarca absoluto Carlos X fue sustituido por un monarca constitucional, Luis Felipe de Orleáns. Después, la revolución se extendió a Bélgica, que consiguió independizarse del Reino de los Países Bajos (Holanda).

En España, se pasó del absolutismo a un sistema liberal al aceptar el rey Fernando VII la Constitución de 1812.
También hubo revoluciones en  Portugal, Polonia y diversos estados italianos y alemanes. Sin embargo, una vez conquistado el poder, el liberalismo limitó los derechos y las libertades e implantó el sufragio censitario o restringido, excluyendo así a los grupos populares de la política y del poder.

C.  LAS REVOLUCIONES DE 1848. LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS.

Las revoluciones de 1848 tuvieron mayor extensión y participación popular y fueron más radicales que las de 1820 y 1830. Estas revoluciones tuvieron carácter democrático. En todas ellas, los revolucionarios levantaron barricadas en las calles y exigieron más derechos, como soberanía popular, sufragio universal masculino e igualdad social.

La revolución triunfó en Francia, donde el rey Luis Felipe se vio obligado a abandonar el trono, se proclamó la Segunda República, y se implantó una constitución que establecía el sufragio universal masculino. Además se reconocieron los derechos de los obreros al trabajo con la creación de los Talleres Nacionales.

En Prusia, Suiza, el Imperio austriaco, la Confederación Germánica y los estados italianos hubo diversas revoluciones democráticas y nacionalistas, pero fueron reprimidas. En muchos casos triunfaron posteriormente, en la segunda mitad del siglo XIX.

Las consecuencias de las revoluciones
A pesar de sus limitaciones, el balance de las revoluciones liberales fue positivo, pues consolidaron ciertas conquistas revolucionarias. Así, muchos países de Europa occidental adoptaron el liberalismo y se dotaron de constituciones escritas en las que se reconocía el sufragio censitario masculino. Francia mantuvo el sufragio universal masculino. Y la servidumbre se abolió en casi todos los países de Europa central y oriental, excepto Rusia.
La burguesía fue la gran triunfadora de las revoluciones liberales, y se convirtió en conservadora y defensora del orden. Los grupos populares, en cambio, resultaron derrotados, al no conseguir transformaciones políticas y sociales más profundas. Pero tomaron conciencia de clase, y comenzaron a organizarse para enfrentarse a la burguesía y al Estado liberal que habían contribuido a crear.
Las exigencias de igualdad social de los proletarios (trabajadores de las fábricas) asustaron a la burguesía que implantó un liberalismo conservador en los Estados que controló. A partir de 1848 los intereses de burgueses y proletarios dejan de coincidir y ello causará, con el fin de las crisis de subsistencia, la desaparición de los grandes ciclos revolucionarios en Europa. Asimismo al apoderarse del gobierno en la mayoría de los países de Europa occidental la burguesía, y sus ideales, liberalismo y nacionalismo, perderán parte de su carácter abierto e innovador, y se volverán más conservadores, aliándose en ocasiones con la monarquía y la Iglesia, sus antiguos enemigos.

IV.        LA CONSOLIDACIÓN DE LOS ESTADOS-NACIÓN EN EUROPA

En la segunda mitad del siglo XIX, en Europa se extendieron las ideas nacionalistas. En consecuencia aparecieron nuevos estados como Italia y Alemania, que lograron su unificación.

A.      LA UNIFICACIÓN DE ITALIA (1859-1870)

Italia estaba dividida en seis estados. El proceso de unificación fue dirigido por el reino de Piamonte-Cerdeña. Sus protagonistas fueron el rey Víctor Manuel II y su primer ministro Cavour, que se ganaron la confianza de las corrientes nacionalistas más significativas; y el revolucionario Garibaldi. La unficación se realizó en varias etapas.

En 1859 Víctor Manuel II incorporó Lombardía al reino de Piamonte-Cerdeña luchando contra Austria, y los ducados centrales de Italia. Mientras, Garibaldi dirigía un movimiento popular que conquistaba el reino de Dos Sicilias, en el sur, al frente de un ejército conocido como “los mil camisas rojas”. De este modo, en 1861 Víctor Manuel fue proclamado rey de Italia tras esta unificación parcial

En 1866, los austriacos abandonaron el Véneto y éste se unió a Italia. En 1870, los Estados Pontificios también fueron conquistados. La unificación italiana se había completado y Roma fue la capital del nuevo estado.
El nuevo Estado implantó un sistema político liberal basado en el sufragio censitario.

B.       LA UNIFICACIÓN DE ALEMANIA (1864-1871)

Alemania estaba dividida en treinta y seis estados. Los protagonistas de la unificación fueron el reino de Prusia, regido por Guillermo I, y el canciller Bismarck. Ambos se propusieron unificar Alemania sin incluir a Austria, su rival político.
El proceso de unificación se llevó a cabo en dos etapas. Primero, Prusia se enfrentó y derrotó a Austria en la batalla de Sadowa (1866), lo que permitió unificar los estados alemanes del norte. Luego, se enfrentó y venció a Francia en la batalla de Sedán (1870), incorporando Alsacia y Lorena; y unificó los estados alemanes del sur. Se iniciaba así el II Reich o imperio alemán (1871) y el rey de Prusia, Guillermo I, fue coronado emperador.
El nuevo estado adoptó una constitución que establecía el sufragio universal masculino y un sistema político federal, formado por estados con amplias competencias.

C.      EUROPA A FINALES DEL SIGLO XIX

A finales del siglo XIX se mantenían, en Europa, dos problemas importantes:
En Europa oriental, los imperios absolutistas tenían sometidos a diversos pueblos. Los húngaros, checos y polacos deseaban independizarse del Imperio austríaco; y los servios, croatas y búlgaros querían independizarse del Imperio de los turcos otomanos.
En Europa occidental, la población continuaba luchando para conseguir la democracia: sufragio universal, mayores libertades y derechos sociales.

LOS NACIONALISMOS. EL NACIMIENTO DE NUEVOS ESTADOS

Las ideas nacionalistas favorecieron algunos procesos de unificación. Fueron los casos de Italia y de Alemania, donde contribuyeron a la difusión de las ideas de construcción de un Estado liberal unitario. También impulsaron el proceso de descomposición del imperio turco y el surgimiento de nuevos Estados.

Los nacionalismos independentistas

Los movimientos nacionalistas independentistas se extendieron por los países sometidos a un poder extranjero y se aliaron con el liberalismo.


Como resultado de los mismos, se produjo la independencia de la mayoría de las colonias españolas de Hispanoamérica (1825); la de Grecia, del imperio turco (1829); y la de Bélgica, del reino de los Países Bajos (1839). En cambio, Irlanda, anexionada a Inglaterra en el siglo XVII, no logró sus objetivos.