sábado, 13 de enero de 2018

Bloque 5. La revolución rusa

Bloque 5. El período de entreguerras, la II Guerra Mundial y sus consecuencias

Contenidos
Economía, sociedad y cultura de la época: los años veinte.
La revolución rusa, la formación y desarrollo de la URSS.
Tratados de paz y reajuste internacional: la Sociedad de Naciones.
Estados Unidos y la crisis de 1929: la Gran Depresión y el New Deal.
Europa occidental: entre la reconstrucción y la crisis.
Los fascismos europeos y el nazismo alemán.
Las relaciones internacionales del período de entreguerras, virajes hacia la guerra.
Orígenes del conflicto y características generales.
Desarrollo de la II Guerra Mundial.
Consecuencias de la guerra.
El antisemitismo: el Holocausto.
Preparación de la paz y la ONU.

Criterios de evaluación
1. Reconocer las características del período de entreguerras insertándolas en los correspondientes aspectos políticos, económicos, sociales o culturales.
2. Esquematizar el desarrollo de la Revolución Rusa de 1917 reconociendo sus etapas y sus protagonistas más significativos y estableciendo sus consecuencias.
3. Identificar los tratados de paz de la I Guerra Mundial estableciendo como una consecuencia el surgimiento de la Sociedad de Naciones.
4. Explicar la Gran Depresión describiendo los factores desencadenantes y sus influencias en la vida cotidiana.
5. Reconocer la trascendencia de los fascismos europeos como ideologías que condujeron al desencadenamiento de conflictos en el panorama europeo del momento.
6. Establecer las etapas del desarrollo de la II Guerra Mundial, distinguiendo las que afectaron a Europa y las que afectaron a Estados Unidos y Japón.
7. Analizar el papel de la guerra mundial como elemento de transformación de la vida cotidiana.
8. Obtener y seleccionar información escrita y gráfica relevante, utilizando fuentes primarias o secundarias, relativa tanto al período de entreguerras como a la II Guerra Mundial y la postguerra.

Estándares de aprendizaje evaluables
1.1. Explica las características del periodo entreguerras a partir de manifestaciones artísticas y culturales de comienzos del siglo XX.
2.1. Identifica y explica algunas de las causas de la Revolución Rusa de 1917.
2.2. Compara la Revolución Rusa de Febrero de 1917 con la de Octubre de 1917.
3.1. Explica los acuerdos de los tratados de paz de la I Guerra Mundial y analiza sus consecuencias a corto plazo.
3.2. Analiza el papel que juega la Sociedad de Naciones en las relaciones internacionales, a partir de fuentes históricas.
4.1. Interpreta imágenes de la Gran Depresión.
4.2. Comenta gráficas que explican la crisis económica de 1929.
5.1. Compara el fascismo italiano y el nazismo alemán.
5.2. Distingue símbolos de los fascismos europeos de la primera mitad del siglo XX.
5.3. Analiza a partir de diferentes fuentes contrapuestas las relaciones internacionales anteriores al estallido de la II Guerra Mundial.
6.1. Identifica y explica las causas desencadenantes de la II Guerra Mundial a partir de fuentes históricas.
6.2. Explica las etapas de la II Guerra Mundial tanto en el frente europeo como en la guerra del Pacífico.
6.3. Analiza el desarrollo de la II Guerra Mundial a partir de mapas históricos.
7.1. Describe las consecuencias de la II Guerra Mundial.
8.1. Analiza imágenes que explican el Holocausto llevado a cabo por la Alemania nazi.
8.2. Sintetiza textos que explican la intervención de la ONU en las relaciones internacionales y asuntos de descolonización.

LA REVOLUCIÓN RUSA

La Revolución rusa o Revolución soviética fue un acontecimiento de capital de importancia, en el que Rusia pasó de un régimen casi feudal al primer régimen comunista de la historia. Se desarrolló con gran rapidez y radicalismo.
Tras una cruenta guerra civil, el nuevo Estado soviético se consolidó bajo la dirección de Lenin.  A su muerte en 1924, Josif Stalin introdujo la planificación económica y situó a la Unión Soviética en el contexto internacional. Su contrapartida fue la imposición de un férreo régimen totalitario.

1. El régimen zarista
El zarismo fue un régimen autocrático regido por un zar con poderes absoluto y fundamentado en unos modelos socioeconómicos tradicionales.
Durante el siglo XIX, Rusia amplió sus posesiones en Europa pero no logró la ansiada salida al Mediterráneo. En Asia conquistó Transcaucasia, Kazajistán y Turkestán, y obtuvo de China la región del Amur. Vendió Alaska a Estados Unidos (1867) y cedió a Japón las islas Kuriles a cambio del sur de la isla de Sajalin. Japón acabaría derrotando al ejército ruso en Manchuria (1905).

La dinastía Romanov gobernó el Imperio ruso desde principios del siglo XVII hasta la revolución de 1917.

1.1. La realidad económica
La actividad económica del Imperio ruso se basaba en una agricultura arcaica, que lo convertía en un país atrasado y poco competitivo. El fracaso de la guerra de Crimea (1853-1856) demostró la urgencia de la modernización económica.
Por ello, con el objetivo de propiciar una clase social media de campesinos libres, el zar Alejandro II dictó el decreto de emancipación de los siervos (1861). Pretendía así liberalizar a los campesinos vinculados al trabajo de tierras de otros. Sin embargo, la tierra siguió en manos de una minoría noble, que conservó el 40% de los terrenos.

Campesinos y servidores domésticos obtuvieron los derechos civiles gracias al decreto del 19 de febrero de 1861. Para garantizar su subsistencia recibieron, en usufructo y a cambio de un censo poco ventajoso, las casas rurales y dependencias que ya ocupaban.

La mayoría de los campesinos acabaron recibiendo pequeñas parcelas poco rentables, por las que tenían que pagar elevados impuestos. Algunos se agruparon para explotar comunalmente la tierra en los mir[1]. Otros las vendieron o les fueron embargadas, por lo que se empobrecieron y debieron emigrar a las ciudades, donde se convirtieron en mano de obra para la industria.
La industrialización rusa se inició durante la segunda mitad del siglo XIX en los sectores textil y minero-metalúrgico. Se caracterizó por la concentración de grandes empresas en torno a San Petersburgo, Moscú, los Urales y Bakú,  por la financiación mixta, con capital estatal y extranjero, lo que indicaba que apenas existía una clase burguesa rusa. Dada su gran extensión, el Imperio ruso construyó una extensa red de ferrocarriles.

1.2. La realidad social
La sociedad rusa presentaba una situación intermedia entre el feudalismo y la sociedad industrial.
Entre los grupos privilegiados se distinguían:

Una aristocracia de sangre, terrateniente y poco vinculada a la corte.
Una nobleza de servicio, que acaparaba los altos cargos de la Administración desde el siglo XVIII.
Una escasa burguesía industrial y mercantil.
Los kulaks, campesinos acomodados beneficiados por las reformas en la propiedad de la tierra.
El clero ortodoxo, controlado por un santo sínodo y por el zar como jefe de la Iglesia ortodoxa rusa[2]. Los eclesiásticos se convirtieron en funcionarios retribuidos por el Estado con gran influencia en las zonas rurales.
La clase media constituía un reducido conjunto de pequeños comerciantes e industriales. Dentro de ella se formó la intelligentsia, un grupo integrado por intelectuales y profesionales cultos y críticos, influenciados por los valores occidentales, que veían en Rusia un país atrasado, bárbaro y oriental.
El campesinado reunía al 80% de la población y vivía en el umbral de la pobreza. Junto a él existía un proletariado industria constituido por tres millones de obreros que soportaban miserables condiciones de trabajo y de vida.

1.3. La realidad política
La política rusa se definía por un régimen autocrático presidido por el zar, cuyos pilares eran la aristocracia, el ejército, la policía secreta, la Iglesia ortodoxa rusa y la burocracia estatal.
El zar Alejandro II (1855-1881) inició una tímida liberalización con la creación de los zemstva[3] (1864) y de los gobiernos locales (1870), elegidos ambos por sufragio censitario. Sus sucesores, Alejandro III (1881-1894) y Nicolás I (1894-1917), reprimieron todos los intentos reformadores e impusieron una política de rusificación.
La rusificación forzaba a las minorías étnicas, religiosas o culturales del Imperio a adoptar la lengua y costumbres rusas. Todo ello incrementó la oposición al zarismo y fomentó el proceso revolucionario, más acusado durante el reinado de Nicolás II, zar de débil carácter, dominado por la zarina Alejandra y el monje Rasputín.

Grigori Rasputín (1869 - 1916), monje iletrado pero inteligente, ejerció una poderosa influencia sobre la zarina Alejandra. Sus injerencias en política desembocaron en un complot contra él que, manipulado desde las altas esferas, acabó con su muerte en extrañas circunstancias.

Frente a esta situación, se organizaron fuerzas contrarias al régimen, entre las que destacaron:
Federación de la Libertad, llamada más tarde Partido Constitucional Demócrata (KD o Kadete). Era un partido de corte liberal-reformista que intentó dotar a Rusia de una constitución democrática y de libertades políticas, pero careció de respaldo social.
Partido Populista, que pasaría a denominarse en 1901 Partido Social Revolucionario. Era defensor del reparto de la tierra y de la utilización de la acción violenta para alcanzar sus objetivos. Su base social fue el campesinado.
Partido Socialdemócrata, nacido en el congreso de Minsk (1898), de ideología marxista pura. En 1903 se escindió en dos facciones: los mencheviques, liderados por Plejanov, defensores del partido de masas y de la colaboración puntual con la burguesía, y los bolcheviques, liderados por Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, que aspiraban a consolidar un partido dirigido por una minoría capaz de educar y encauzar a las masas con ideología marxista-leninista.

1.4 La revolución de 1905
Las circunstancias económicas desfavorables y la derrota rusa ante Japón en Manchuria, desembocaron en la primera revolución contra el zarismo. Lo que muchos califican como un «ensayo general de la gran revolución» tuvo lugar el 22 de enero de 1905, fecha del Domingo Sangriento. Ese día fue cruelmente reprimida en San Petersburgo una manifestación encabezada por el pope Gapón, sacerdote de la Iglesia ortodoxa, para pedir al zar mejoras sociales y políticas.

En el Domingo Sangriento una multitud de 200.000 personas se congregó ante el Palacio de Invierno de San Petersburgo para dirigir peticiones al azar: jornada laboral de 8 horas, salario mínimo diario de un rublo, destitución de burócratas y convocatoria de una Asamblea constituyente. El ejército reprimió duramente la protesta, lo que acabó con el mito del azar como «padre del pueblo», provocó la indignación extranjera e inició la revolución de 1905.

Tras estos sucesos, los desórdenes se generalizaron. A principio de verano, se amotinó la marinería del acorazado Potemkin y, en octubre, se extendió por las ciudades del Imperio una huelga que fue apoyada por revolucionarios y liberales. El zar, aconsejado por su ministro Sergius Witte, publicó el Manifiesto de Octubre por el que se comprometía a conceder libertades políticas, aprobar una amplia ley electoral y crear la Duma o parlamento estatal.
La oposición revolucionaria consideró insuficientes estas medidas y organizó sus acciones a través de los sóviets[4]. Estos propiciaron la sublevación de los marineros de Kronstadt —base naval cercana a San Petersburgo— y las huelgas de campesinos. El sóviet más activo fue el de San Petersburgo, dirigido por Trotski, futuro colaborador de Lenin.
En 1906, Nicolás II creó la Duma, un parlamento similar a los occidentales con poder legislativo independiente de la corona, aunque el zar podía vetar sus leyes. La nueva ley electoral consagró el sufragio censitario, lo que favoreció a los grandes propietarios. La Duma elegida resultó ineficaz por su poca representatividad y sus reducidas competencias.

2. La revolución de 1917
En 1917, las derrotas rusas en la Primera Guerra Mundial, los padecimientos de la población civil y la caótica política del zar Nicolás II, sometidos a intereses enfrentados, condujeron a dos hechos transcendentales para la historia de Rusia y del mundo: en febrero tenía lugar la revolución burguesa, que produjo la caída del zarismo, y en octubre, la revolución bolchevique.

2.1. La revolución de febrero
En febrero de 1917, se produjeron una serie de huelgas en Petrogrado[5] que culminaron con el asalto al palacio de la zarina. El ejército se negó a sofocar la subversión y se adhirió a la revuelta, lo que provocó la caída de Nicolás II. Se estableció entonces un doble poder: el comité ejecutivo de la Duma, integrado por liberales como Miliukov y el príncipe Lvov, y el sóviet de obreros y soldados, formado por mencheviques y socialrevolucionarios. Un socialista moderado, Alexander Kerenski, actuó de puente entre ambos poderes y logró que el sóviet reconociera al equipo gubernamental presidido por Lvov.

2.2. De febrero a octubre
Nicolás II abdicó en marzo de 1917. El gobierno provisional presidido por Lvov prometió elecciones constituyentes, pero olvidó las necesarias reformas sociales.
En estas circunstancias se produjo el regreso de Lenin a Rusia. En Petrogrado este anunció sus Tesis de Abril, un manifiesto revolucionario que negaba la adhesión de los bolcheviques a la revolución de febrero y anunciaba sus objetivos: fin de la Primera Guerra Mundial, toma del poder por los sóviets y creación de una nueva Internacional obrera.

Vladimir Ilich Ulianov, Lenin (1870-1924), fue un revolucionario que revisó el marxismo clásico para diseñar sus teorías. Sus principales ideas fueron: el proletariado es la base de la revolución; el partido es la vanguardia del proletariado y la revolución es obra de los trabajadores de la industria y de los campesinos.

Desbordado por la oposición de los sóviets, Lvov aceptó dirigir un nuevo gobierno más escorado a la izquierda, con Kerenski como ministro más destacado. Este gobierno hubo que hacer frente a una guerra mundial desfavorable, a movimientos independentistas en Polonia, Finlandia, Ucrania y el Cáucaso, y a la oposición bolchevique. Para acabar con esta última, Lenin fue empujado al exilio y Trotski encarcelado. Todo ello llevó a la dimisión de Lvov en julio y a la llegada de Kerenski a la jefatura de gobierno.
El fracaso de la ofensiva contra los Imperios centrales y las protestas populares, impulsadas por los bolcheviques y reprimidas por el ejército, llevaron al general zarista Kornilov a dar un golpe de Estado, que fue abortado por la Guardia Roja[6]. En septiembre se proclamó la república. Tras la concesión de una amnistía, muchos bolcheviques salieron de la cárcel, ocuparon puestos claves en el sóviet y comenzaron a atraer a los soldados a su causa.

León Davidovich Bronstein, Troski (1879-1940), ucraniano de origen judío, fue una figura fundamental de la Revolución rusa. A la muerte de Lenin cayó en desgracia y tuvo que huir de Rusia. Fue asesinado en México por un agente de Stalin en 1940.

2.3. La revolución de octubre
El 9 de octubre Lenin regresó clandestinamente a Rusia. El comité central bolchevique, decidido a tomar el poder, encargó a Trotski la movilización de los sóviets.
El 17 de octubre se sublevó el ejército de la capital incorporándose a la revolución. La madrugada del 25 de octubre (7 de noviembre en el calendario occidental) la Guardia Roja y el ejército, con la ayuda del acorazado Aurora, tomaron los centros neurálgicos de Petrogrado y asaltaron y ocuparon el Palacio de Invierno. Kerenski huyó y el resto del Gobierno provisional fue arrestado. Lenin tomó el poder en nombre del Consejo de Comisarios del Pueblo, gobierno revolucionario bolchevique. Fueron «diez días que estremecieron al mundo».

Diez días que estremecieron al mundo es un libro publicado por John Reed en 1919 que narra los acontecimientos de la revolución de 1917. Con ese mismo nombre, Norman Swallow publicó un documental en 1967 con imágenes del archivo y de películas de la época.

3. La Unión Soviética: de Lenin a Stalin
Tras la toma del poder, los bolcheviques necesitaron tiempo y esfuerzo para consolidar la revolución.

3.1. La etapa de Lenin (1917-1924)

Las primeras medidas
Ocupado el poder por Lenin, el 26 de octubre de 1917 se dictaron los Decretos de Octubre:
El Decreto de la Paz, por el que Rusia abandonaba la Primera Guerra Mundial. El tratado de paz de Brest-Litovsk fue negociado por Trotski con los imperios centrales y ratificado en el Congreso de los Sóviets el 3 de marzo de 1918.

El tratado de Brest-Litovsk
Negociado por Trotski con Alemania, fue en opinión de Lenin «una paz vergonzosa para Rusia» porque perdió Finlandia, los países bálticos, parte de Polonia, Transcaucasia —Georgia, Armenia y Azerbaiyán— y casi toda Ucrania. Además, cedió Besarabia a Rumania, la Dobrudja a Bulgaria y el Kars al Imperio otomano. Posteriormente Ucrania y Transcaucasia se incorporaron a la Unión Soviética.

El Decreto de la Tierra, por el que las tierras fueron expropiadas a sus antiguos dueños y distribuidas entre los campesinos, a quienes también se les condonaron as deudas. Los bolcheviques trataron de convencer a estos de la necesidad de colectivización[7], lo que no se logró fácilmente. En febrero de 1918, ante el problema del hambre y la mala distribución de los alimentos, el Estado se convirtió en único dueño de las tierras.
Otras medidas adoptadas por el Consejo de Comisarios del pueblo fueron la supresión de los títulos y privilegios, el derecho de autodeterminación de los pueblos del antiguo imperio, la elección de los oficiales por los soldados, la equiparación salarial de funcionarios y obreros, y la igualdad de derechos de la mujer. En el orden económico, se nacionalizaron los bancos y empresas, que fueron controladas por los obreros, y se anularon las deudas contraídas por el Estado con instituciones o gobiernos extranjeros. También se creó la Tcheka, una policía secreta destinada a combatir la contrarrevolución, la especulación y el sabotaje. En 1918, el partido bolchevique pasó a denominarse Partido Comunista.
La convocatoria a una Duma constituyente se mantuvo. Las elecciones de enero de 1918 dieron el triunfo a mencheviques y socialrevolucionarios, y la Duma anuló los decretos de Lenin. Sin embargo, los bolcheviques boicotearon y disolvieron la Asamblea con ayuda de la Guardia Roja, por considerar que representaba al Estado burgués. En el III Congreso de los Sóviets, dominado por los bolcheviques, estos se declararon herederos legítimos de la Duma y aprobaron la constitución de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR).

La guerra civil rusa
La guerra (1918-1922) fue consecuencia del caos revolucionario de los primeros momentos.
Las fuerzas contrarrevolucionarias – mencheviques, socialrevolucionarios, liberales y zaristas – se unieron contra el gobierno de Lenin e integraron el Ejército Blanco, que intervino en Siberia, Polonia, Crimea, el Cáucaso y el valle del rio Don.
Las potencias extranjeras les ofrecieron ayuda económica y justificaron su intervención por la retirada rusa de la Primera Guerra Mundial, la abolición de deudas y el miedo a la extensión de la revolución. Una expedición francesa, británica y norteamericana tomó Múrmansk y Arjángelsk en el mar Blanco; paralelamente, tropas anglofrancesas desembarcaron en Odessa y un destacamento japonés y estadounidense ocupó Vladivostok.
Ante la fortaleza del Ejército Blanco, los bolcheviques crearon el Ejército Rojo que, organizado por Trotski, era heredero de la Guardia Roja y estaba formado por voluntarios, obreros y campesinos. Sometido a una rígida disciplina y controlado por comisarios políticos, llegó a contar en 1920 con tres millones de soldados.
Estas medidas militares se complementaron con la etapa del Terror Rojo: un aumento de la represión contra todos los antisoviéticos que incluyó el asesinato del zar y su familia en julio de 1918 en Ekaterimburgo.
Tras una primera fase en la que el Ejército Blanco llevó la iniciativa de la guerra civil, el Ejército Rojo se impuso y acabó controlando todo el territorio. La victoria bolchevique en 1922 vino acompañada de la destrucción del país y un saldo de cinco millones de muertos.

El arte fue utilizado por los soviéticos con un fin propagandístico. En los primeros años, los revolucionarios se adhirieron a las vanguardias, como en este cartel de El Lissitzky que representaba al Ejército Rojo entrando en cuña en el Ejército Blanco. En tiempos de Stalin, en cambio, se impuso el realismo socialista y los artistas de vanguardia fueron perseguidos.

El cautiverio de la familia imperial rusa
Nicolás II abdicó el 2 de marzo de 1917 en su hermano Miguel, que también renunció al trono, finalizando así el reinado de los Romanov. El zar depuesto quedó bajo arresto domiciliario en palacio y fue trasladado junto a su familia a Ekaterimburgo. Allí fueron ejecutados todos ellos la noche del 16 al 17 de julio de 1918 por orden del sóviet del Ural.

La URSS
En 1922 se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), conocida como la Unión Soviética o simplemente la Unión. En ella se unieron la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR), Ucrania, Transcaucasia y Bielorrusia.

El comunismo de guerra
En paralelo a la contienda, se desarrolló el denominado comunismo de guerra (1918-1921). Su objetivo era el control absoluto de la economía por el Estado para acelerar al máximo la productividad en todos los sectores. Fueron necesarias una serie de medidas de enorme rigor como la incautación de lo producido por los campesinos, la imposición del trabajo obligatorio, la militarización de la industria y el racionamiento de los alimentos.
Todo ello hizo posible que los soldados del Ejército Rojo pudieran ser abastecidos, pero también provocó que la gran mayoría de la población sufriera grandes carencias. A consecuencia de ellas, estallaron  revueltas como el levantamiento de Kronstadt, en marzo de 1921, duramente reprimidas por el  autoritarismo bolchevique.

La Tercera Internacional
En marzo de 1919, Lenin convocó en Moscú a todas las organizaciones obreras del mundo para reconstruir el internacionalismo proletario. La asamblea constituyente de la nueva Internacional se hizo bajo el control del Partido Comunista ruso.
El Komintern, nombre que recibió la Tercera Internacional, se estructuró de modo similar a sus precedentes y estableció una serie de condiciones para formar parte de ella. Las principales fueron la imposición del comunismo revolucionario y el rechazo del socialismo reformista.
Finalizados los debates, la Tercera Internacional fijó su sede en Moscú y todas las organizaciones adheridas a ella se supeditaron a las directrices de la Rusia bolchevique. El Komintern supuso una importante ruptura entre los partidos y organizaciones obreras de muchos países. Los vinculados a la Tercera Internacional fueron conocidos como comunistas, en tanto que los no adheridos a ella siguieron llamándose socialistas.

3.2. De Lenin a Stalin (1924-1927)

Del comunismo de guerra a la NEP
La revolución, el comunismo de guerra y la guerra civil provocaron el descenso de la producción agrícola e industrial. Las ciudades padecieron el desabastecimiento y la inflación galopante, cuyas secuelas fueron hambrunas, epidemias y aumento de la mortalidad. El descontento se generalizó entre amplios sectores populares, grupos mencheviques, anarquistas y socialrevolucionarios, e incluso entre los mismos comunistas. En el seno del Partido Comunista surgió el grupo Oposición Obrera, defensor de una mayor democratización y crítico con el militarismo instaurado tras la guerra civil.
En estas circunstancias, Lenin anunció en el X Congreso del Partido la puesta en marcha de una Nueva Política Económica (NEP). Este plan suponía un paso atrás con respecto al comunismo de guerra y un compromiso provisional con el capitalismo.
La NEP se inició en marzo de 1921 y estableció un sistema de economía mixto:
La agricultura, el comercio al por menor y las pequeñas empresas con menos de diez obreros quedaron en el sector privado, y podían producir y vender libremente. Las colectivizaciones fueron interrumpidas, el salario remplazó al trabajo obligatorio, se admitió el plus por rendimiento y se hicieron ciertas concesiones como el derecho de herencia.
La industria pesada, los transportes, el comercio exterior y la banca quedaron bajo el control del Estado, que realizó fuertes inversiones para la modernización del país. Al mismo tiempo, se ofreció al capital extranjero la posibilidad de invertir en Rusia.
La NEP se completó con una reforma monetaria, según la cual se adoptó el patrón oro[8] para rebajar la inflación. El presupuesto estatal se equilibró.
Gracias a la nueva orientación de la economía, se incrementó la producción agrícola e industrial. La estabilización económica se lograría en 1924, con la reducción del desempleo y una mejora del nivel de vida.
El principal fracaso de la NEP fue el desfase entre los precios agrícolas y los industriales, factor que desequilibró el mercado interior y obligó a muchos campesinos a vender sus tierras. Al mismo tiempo, propició el nacimiento de una nueva burguesía de hombres de empresa y de propietarios rurales.

La Constitución de 1924
Concluida la guerra civil, los comunistas controlaban todo el aparato estatal. Se redactó la primera Constitución soviética, que fue aprobada por el Congreso del partido, en 1923, y ratificada por el Congreso de los Sóviets en enero de 1924. La Constitución establecía:
La consolidación de un sistema federal, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Esta denominación designaba, desde 1922, al conjunto formado por la república socialista federativa de Rusia, Ucrania, Transcaucasia y Bielorrusia. A estas repúblicas se les reconocía el derecho a la autodeterminación.
La autoridad suprema del Estado recaía en el Sóviet Supremo, poder legislativo, que a su vez elegía al Presidium.
El Presidium o Consejo de Comisarios del Pueblo (ministros), que fue el verdadero poder ejecutivo.
Moscú se convirtió en la capital de la Unión Soviética.

Aunque no se citaba en la Constitución, el Partido Comunista era el partido único de la URSS. Controlaba el Presidium por medio del Politburó, máximo órgano ejecutivo, y el Sóviet Supremo a través de la designación de candidatos oficiales. El secretario general del Partido Comunista, además, acumulaba los máximos cargos del Estado y dirigía la política.

La sucesión de Lenin
En mayo de 1922, la grave enfermedad de Lenin inició una lucha por su sucesión que se agudizó al morir aquel en enero de 1924. Dos líderes principales se disputaron el poder:
Trotski, teórico de la revolución, creador del Ejército Rojo y partidario de la Revolución permanente[9], de la superación de la NEP y de la supresión del Estado.
Stalin, burócrata, gran organizador y defensor de la exaltación de un Estado controlado por los cuadros del comunismo militante y defensor del socialismo en un solo país.
Stalin se impuso en esta lucha y, junto a Zinóviev y Kámenev, formaron la troika[10] que sucedió a Lenin en el mando del partido. Más tarde, Stalin fue nombrado secretario general del Partido Comunista durante el XV Congreso. Ejerció totalitariamente el poder en la URSS entre 1927 y 1953.

3.3. La primera etapa de Stalin (1928-1941)

La planificación económica
Dueño del poder, Stalin dio por superada la NEP e inició la era de la planificación económica  imperativa. El Estado creó el Gosplan, un organismo planificador que estableció, obligatoriamente, criterios y niveles de producción, consumo o salario.
El primer plan quinquenal (1928-1932) incidió en la agricultura y la industria. Pretendió duplicar la producción agraria y llevar a cabo la colectivización, con la creación de koljoses y sovjoses. El koljós era una cooperativa agrícola cuyas tierras pertenecían al Estado, quien las cedía en usufructo a los campesinos y controlaba la producción. En este modelo a los campesinos se les concedía también la posesión de la vivienda y una pequeña parcela. El sovjós era una extensa granja piloto del Estado, sin concesión a la propiedad privada, muy mecanizada, donde el trabajador recibía un salario.
Este plan buscó también aumentar la producción industrial, sobre todo  en la industria pesada. Se proyectaron grandes embalses, centrales hidroeléctricas y plantas siderúrgicas, usando material y tecnología extranjera.
El balance del primer plan fue muy positivo: se crearon 1.500 nuevas empresas, se construyó la mayor central hidroeléctrica del mundo y el complejo siderúrgico de Magnitogorsk. Por otro lado, se concedieron recompensas y honores a quienes lograban superar los objetivos marcados; ejemplo y símbolo de ello fue el minero Alexei Stajánov, del que derivó el término “estajanovismo”.
El segundo plan quinquenal (1933-1937) tuvo efectos menos espectaculares que el primero, pero permitió el equilibrio entre los sectores productivos, la armonización económica y un mayor desarrollo de la industria ligera. Asimismo, continuó la colectivización del campo.
El tercer plan quinquenal (1938-1942) tuvo como objetivo superar las potencias capitalistas en la producción por habitante y concluir la colectivización agrícola. La URSS se convirtió en la tercera potencia industrial mundial, pero descuidó la fabricación de bienes de consumo y el nivel de vida de su población descendió.

Josif Vissarionovich, Stalin (1879-1953), antiguo seminarista georgiano e hijo de un zapatero, ejerció el poder, de modo despótico, como secretario general del Partido Comunista durante 25 años.
El picador de carbón Alexei Grigórievich Stajánov estableció una marca de producción al extraer 102 toneladas de carbón en 345 minutos. Fue el símbolo de la superación en el trabajo que el resto de obreros debía emular.

El régimen político
Superada la fase revolucionaria, se hizo imprescindible modificar el marco político de 1924. Su resultado fue la Constitución de 1936:
La URSS se organizó como un Estado federal de 11 repúblicas.
El Sóviet Supremo se constituyó en dos cámaras: el Sóviet de la Unión y el Sóviet de las Nacionalidades.
El Presidium quedó compuesto por el presidente, los vicepresidentes, un secretario y 24 miembros.
El poder efectivo siguió en manos del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), dirigido por el Politburó y el secretario general, considerado como “la vanguardia de los trabajadores” y encargado de controlar al Estado y de conectar con la ciudadanía.
Stalin acrecentó a su poder mediante las purgas, que alcanzaron su máximo apogeo entre 1936 y 1938. En ellas fueron perseguidos sus adversarios políticos que, con frecuencia, eran eliminados en procesos sin garantías judiciales. Se calcula que varios millones de personas fueron víctimas de arrestos, deportaciones, trabajos forzados y condenas a muerte bajo el terror estalinista. Finalizadas las purgas, Motolov, Beria y Jruschov se situaron al lado de Stalin, que mantuvo un sistema político dictatorial hasta su muerte en 1953.

La nueva sociedad
La Revolución Soviética propició un cambio en la estructura social.
La clase obrera y el campesinado se acrecentaron, al tiempo que surgió una nueva clase de profesionales y técnicos ligados a los cambios económicos. Además se constituyó una numerosa burocracia, ligada a la planificación económica. La población urbana alcanzó un tercio total de la población  y cambió el concepto de familia con la igualdad hombre-mujer y la incorporación de esta al mundo laboral.
El Partido Comunista controló la educación y la cultura. Se redujo el analfabetismo y la enseñanza básica pasó a ser obligatoria. En cambio, la educación superior fue muy selectiva y subordinada a las necesidades de la planificación económica. Se utilizó el arte como medio de propaganda del partido y fábrica de “buenos comunistas”.



Realismo socialista
El realismo socialista fue la única tendencia oficial en pintura. Exaltaba la revolución, el mundo del trabajo y el espíritu cívico, y reproducía fielmente los modelos obreros en sus quehaceres cotidianos. Fue la reacción estética contra los “estilos burgueses anteriores a la revolución, destinados al goce de una minoría”. Desde 1932, este arte desplazó a los artistas de vanguardia, que fueron acusados de contrarrevolucionarios y burgueses. Muchos de ellos, como Marc Chagall, acabaron en el exilio.

La política exterior soviética
El aislamiento internacional de la Unión Soviética acabó en la década de 1920. En 1920, la URSS intervino en la Conferencia de Génova y el Tratado de Rapallo, donde fue reconocida por Alemania. Estableció relaciones diplomáticas con el Reino Unido (1924), ingresó en la Sociedad de Naciones (1934) y colaboró con las democracias occidentales contra el fascismo. En los días previos a la Segunda Guerra Mundial, la URSS firmó con la Alemania nazi el Pacto Germano-soviético por el que ambos gobiernos aceptaron participar en la conquista de Polonia, lo que no impidió la invasión alemana de Rusia en junio de 1941. Desde ese momento, Stalin se convirtió en aliado de los países occidentales.



[1] Mir: lotes de tierra explotados comunalmente por los campesinos emancipados tras la abolición de la servidumbre en 1861. Subsistieron hasta la revolución de 1917.
[2] Iglesia ortodoxa rusa: Iglesia cristiana nacional rusa que, separada de Roma en 1054, forma parte de las iglesias ortodoxas u orientales.
[3] Zemstva: asambleas locales autónomas creadas en el siglo XIX como órganos de gobierno. Desempeñaron, sobre todo, funciones de fomento de las obras públicas y de la educación.
[4] Sóviets: consejos de representantes de los trabajadores de las grandes industrias. Surgieron durante la revolución de 1905 y reaparecieron e 1917. Incorporados al nuevo régimen fueron utilizados por los bolcheviques para consolidar su poder.
[5] Petrogrado: nombre dado a San Petersburgo en 1914. A la muerte de Lenin, en 1924 pasó a denominarse Leningrado. En 1991, recuperó su nombre original.
[6] Guardia Roja: grupo de proletarios revolucionarios armados que se encargaba de mantener el orden en las ciudades. Constituyó el núcleo primitivo del posterior Ejército Rojo.
[7] Colectivización: proceso promovido por el poder bolchevique según el cual los campesinos debían entregar la propiedad de sus tierras al Estado.
[8] Patrón oro: Sistema monetario que fija el valor de la moneda de un país con relación a una cantidad de oro almacenada en sus reservas.
[9] Revolución permanente: línea política defendida por Trotski, quien era partidario de exportar la revolución fuera de las fronteras de la URSS, aun antes de su consolidación interna. Contemplaba el recurso a medios violentos.
[10] Troika: Expresión de origen ruso que significa grupo de tres personas del mismo rango.

No hay comentarios:

Publicar un comentario